Capítulo 0: Prólogo.

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Capítulo 0:

Prólogo.

Subtítulo:

Él ángel desobediente que no podía ser salvado.



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— Yael, hijo.— habló la deidad. Su voz, sonando gentil y llena de ternura mientras miraba a uno de sus hijos.— Se obediente y no salgas del paraíso.— ordenó.— Infortunios vendrán a ti si desobedeces.— advirtió.

Él rubio, enseñó esa particular sonrisa cuadrada suya a la deidad.

— Esta bien, ya lo sé.— dijo.— Pero es que no puedo evitarlo, afuera es tan desconocido para mí y me permite tener una mejor vista de los seres humanos, que... ¡Realmente no puedo evitar salir! — exclamó con emoción, causando ternura en la deidad.

— Yael, tan solo obedece. Solo estoy velando por tu seguridad.

Él ángel suspiro haciendo un pucherito.— Si, Dios.— musitó, antes de irse rápidamente del lugar en dirección a sus hermanos.

Él, realmente no podía entender qué era eso tan peligroso que Dios decía que existía a las afueras del paraíso. No sabía que era aquello tan malo y quería descubrirlo. Su curiosidad, por desgracia, era más grande que su obediencia.

Por esa misma razón, Yael, escapó del paraíso durante una tarde, volando por los cielos con sus grandes y majestuosas alas blancas, él se dirigió al mundo terrenal, dispuesto a observar más de cerca a los seres humanos. Aquellas criaturas que su Dios padre había creado hace algún tiempo y que resultaban ser tan frágiles, así como también adorables para los ángeles, despertando de esa manera un instinto protector y curiosidad en ellos.

—Wow...— se expresó Yael en un susurro, observando maravillado a aquellos niños jugar en la lejanía de los páramos, mientras reían con alegría.

Él también quería jugar con ellos. Era una lástima que, por obligación, debía de hacer uso de sus poderes celestiales y ocultarse de ellos para no ser visto. Ya que, por ningún motivo los seres humanos debían de presenciar a algún ángel a menos que fuera ordenado por Dios.

— Interesante.— soltó una mujer, sentándose junto a Yael bajó aquel gigantesco sauce.— Un ángel, ¿Desde cuando los tuyos vienen a este mundo infestado de maldad? ¿Qué no tu Dios quiere alejarnos a los impuros de ustedes? — preguntó con burla y malicia.

Él ángel, completamente sorprendido, observó con curiosidad a aquel demonio femenino. Era la primera vez que veía a un ser del infierno.

La analizó, detallando cada parte de la demonesa y comparándola con sus hermanas. Ella, por supuesto, resultaba ser completamente diferente a él y a sus hermanas.

Ella, en vez de poseer un aura angelical, aquel brillo blanco y puro propio de los ángeles,  poseía un aura fuerte, de un color rojo intenso mezclado con un tono negro profundo, lleno de algo que él no supo identificar correctamente y que lo hizo preguntarse al instante, qué era aquello.

— Tú, imbécil. ¿Me estas ignorando? — mascullo la súcubo.

Yael la miró, atontado. Cielos, lo iban a regañar.

Iƞϲυβɸ |kth|© (#1)Where stories live. Discover now