13. Los angeles crecen al ritmo de los problemas.

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Los angeles crecen al ritmo de los problemas.

Eiji Okumura se mantuvo tranquilo mientras sacaba el recipiente del horno y escuchaba a detalle los lamentos de su novio. Ash tenia la frente aplastada sobre la encimera de la cocina, completamente incapaz de ayudar con la preparación de aquellas galletas a causa de su deplorable estado de animo.

Si alguien se lo preguntara, ni siquiera el japonés sabría explicar con certeza el sentimiento que el rubio tenia atorado en el pecho. Tal vez era rabia, o a lo mejor una gran cantidad de melancolía y tristeza que llevaba acumulando desde su niñez. De cualquier modo, Eiji siempre tenia como remedio escucharle y no dejarle solo con la pésima compañía de sus pensamientos, hasta que al final todo estuviera dicho y las vías de una respuesta comenzaran a despejarse.

El chico americano levanto la cabeza con desanimo y se atrevió a tomar una de las galletas recién salidas. Por otra parte, Eiji no fue capaz de reprocharle que los aperitivos seguían calientes, mucho menos quiso decirle que su frente ahora tenia una cómica marca que lo hacia ver como un semáforo en rojo.

—Están deliciosas... —musito el rubio con la boca llena y el semblante igual de decaído.

—¿Te sientes listo para hablar?

Ash interrumpió el mordisco que iba a darle a su galleta para mirar con temor a su novio. Sabia que ya era momento de tener una charla en paz, pues llevaba mas de dos horas dando viajes por el departamento mientras se alimentaba de todo a su paso y murmuraba maldiciones. Como una especia de terapia barata, Eiji capto la idea de hornear galletas, entretener al rubio y evitar que arrasara con toda la despensa.

—No quiero ir a la corte mañana. —confesó Ash sin querer mirarlo a los ojos.

—Y no pienso obligarte, nadie va a hacerlo.

El chico japonés se sentó sobre la silla que había al otro lado de la encimera. Su sonrisa era conciliadora, pero el agarre que ejerció sobre la pálida mano de Ash fue lo que denoto la confianza que se tenían.

—Pero tu quieres que asista. No lo has dicho claramente, pero esta mas que claro que me quieres allí.

—Mis deseos no deben ser tu prioridad. —dijo Eiji con el tono severo que pocas veces se le escuchaba usar— Quiero que asistas a la audiencia y le hagas frente a esta situación como el profesional que eres, pero como tú novio... lo que yo quiero no debe obligarte a afrontar tu pasado.

Ash apretujo el agarre de sus manos hasta que tuvo que cerrar los ojos por la impotencia, mientras que Eiji ignoraba el dolor que el agarre causaba en el para dejar que el contrario se desahogara un poco mas. Eran las once de la noche, pero Eiji se quedaría hasta el amanecer sosteniéndolo si con ello conseguía quitarle un poco de las sensaciones amargas que estaba experimentando.

—No estoy listo. —susurró casi sin aire.

Un suspiro que jamás tendría justificación fue lo único que se escucho antes de que Eiji se levantara de su sitio. Sabia que el americano continuaba algo descontrolado, y que su criterio sobre la situación aun estaba tan desordenado como en el momento en que el señor Wong les informo sobre el reportaje que debían realizar.

—Espérame en el cuarto, llamare a Wong y te llevare algo de beber.

No dijo nada cuando escucho la voz apagada de Eiji, solo se encamino hasta la habitación que compartían y dejo al japonés en la cocina.

Sentía que lo estaba decepcionando, tenia esa idea de que se estaba comportando como un infante incapaz de afrontar los espasmos que le causaba la vida, pero hablaba muy enserio cada vez que aseguraba estar indispuesto a lo que ocurría.

The Gang || AshEiji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora