11. Hay alguien en el espejo.

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》Hay alguien en el espejo.

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"Tal vez dejamos de ser eternos, pero en esta vida te besare para siempre".
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—Gracias, Derek. 

Ash agradeció al botones que se había encargado de guiarlos hasta su habitación de hotel, entonces sacó esos dólares que tenia sueltos en el bolsillo y se los tendió al joven como propina. 

—Gracias a usted, joven Lynx —musitó en un extraño intento de ingles luego de tomar el dinero y salir de la habitación con una sonrisa. 

El chico americano entro mas a fondo en la preciosa habitación que el señor Wong había reservado para ambos periodistas en el Hotel Adlon. Las paredes estaban tapizadas en un color cremoso, similar al del abrigo que traía puesto en ese preciso momento; los ventanales cubrían la mayor parte de la pared que daba con la calle y el suelo estaba cubierto por baldosines que combinaban a la perfección con los tonos de cada objeto en la recamara. 

Todo parecía delicado y moderado, pero Ash dejó de prestarle atención a su alrededor cuando se fijo en la persona que lo acompañaba en aquel viaje laboral en Alemania.

Recostado en la cama, mirándolo con ojos acusadores y mejillas sonrojadas, estaba su novio. 

—¿Qué vas a decir? —preguntó el rubio con gracia. Conocía tan bien a Eiji que le resultaba sencillo saber cuando este planeaba molestarlo.

Joven Lynx, ¿Podría darme una propina a mi también? —preguntó el japonés con un distorsionado acento americano antes de echarse a reír. 

Pero no duro mucho cuando Ash se acercó a la cama y se recostó junto a el. La sonrisa se mantuvo en su rostro, incluso el brillo de sus ojos demostraba la alegría que traía encima por estar en un pais tan maravilloso junto a él. Cerro los ojos cuando sintió el primer toque en sus mejillas, pero la sonrisa seguía allí, y sabia que se quedaría hasta que el rubio le dejara atrás. 

Eiji quería correr tras él y jamás adelantarse o quedarse atrás. Quería un ritmo constante donde ambos pudieran llegar al final de algo, no solo a un abismo con promesas de nada. 

—Quiero que me beses. —ordenó con la sonrisa mas suavizada, aunque el sintió que sus palabras sonaron como un ruego extrañado. 

—Es raro que no me lo preguntes primero. 

—Si lo hago vas a dudar en hacerlo. —el tono de su voz decayó por un instante. 

Ash lo tomó por la cintura y lo acerco sutilmente hasta que sus labios quedaron a milímetros de distancia. Eiji no pudo evitar que su respiración se tornara entrecortada cuando la mano de su novio comenzó a bajar con parsimonia hasta sus muslos para que finalmente, su pierna terminara subida en la cintura contraria.

—Eiji, ni siquiera los ángeles dudarían en arrancarse las alas con tal de poder besarte —susurró con certeza antes de apropiarse de sus labios.

El mayor sintió que encontraba un lugar especial cuando obtuvo la sensación de su lengua contra la de Ash. Deseó quedarse en ese beso para siempre, quería con todas sus fuerzas que el mundo frenara a causa de las manecillas temblorosas que sentía en el interior de su alma.

Era como un tic tac debilitado que no pudo bailar en otra vida.

—Tenemos que irnos, Aslan.

Eiji tuvo presente que no estaban allí para vacacionar. Había un arduo trabajo por realizar pero también existía una larga y desconocida carretera por recorrer.

The Gang || AshEiji Där berättelser lever. Upptäck nu