Capítulo 45: Almas Gemelas

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Llegué a clases amontonada de galletas encima

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Llegué a clases amontonada de galletas encima. La maestra Husband de química me observó recelosa a través de sus gafas y yo entré felizmente.

— ¡Maythe! —gritaron mis amigos nada más verme, me sentí bien de que al menos ellos me extrañaron aquí.
Erik y Britanny fueron los primeros en acercarse. Erik me apretó en sus brazos cómo sí yo fuese una almohada y Bry tenía una amplia sonrisa.

— Hola chicos —sonreí conmovida— Los he extrañado mucho.

Harry sonrió desde el asiento de atrás junto a Dante, quién se limitó a rodar los ojos y tomó un libro haciéndose el que leía.

— Señorita Carter... ¿Está usted haciendo una entrega de galletas en mí clase o que rayos?

— Bueno, son mis galletas, pero ya que. También la he extrañado señorita Husband —me acerqué a ella y le tendí un paquete de galletas, la maestra me observó sorprendida y yo me dirigí de nuevo a mí lugar que estaba siendo ocupado por Piper.

— Hola tonta.

— Hola chica gótica —le sonreí divertida y ambas nos abrazamos. La había echado de menos.

Guardé mis galletas en la mochila, para después, y tomé asiento junto a Piper para poner atención a las clases. Al fin y al cabo había vuelto de mí familia únicamente para eso, terminar éstos miserables estudios para restregarle mí título a quién haya dudado de mí alguna vez.

(...)

En la clase de Ciencias de la Salud, sucedió algo reveladoramente importante.

Además de aprender más para mí futura carrera médica, aprendí algo nuevo que ni siquiera se me había pasado por la cabeza.

— Los síntomas del embarazo son bastante comunes, y confundibles con otras enfermedades. Pero el principal es el retraso de la menstruación cómo es bien sabido...

Presté suma atención a la clase de la maestra de Salud. Y recordé que mí menstruación había llegado, por un par de días, la semana pasada mientras aún estaba en Ommerville.

— Maestra... ¿Existen casos que no presenten síntomas? —preguntó Piper a mí lado, la miré por un segundo y luego dirigí toda mí atención a la profesora.

Ésta asintió un poco dudosa.

— Pues sí, aunque no lo crean, existen muchos casos de embarazos que no presentan absolutamente ningún síntoma. Incluso hay casos en los que las mujeres siguen mestruando después de haber quedado embarazada.

— ¿Cómo rayos es eso posible?

— En realidad no se trata de menstruado, sino de un sangrado benigno que también es un síntoma del embarazo; lo malo de ésto es que puede confundirse con la menstruación y las chicas pueden llevarse un gran susto después.

El día que besé a un Extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora