Capítulo 17: Ojalá

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Para ser una supuesta "alocada" fiesta de adolescentes hormonales, todo estaba muy tranquilo

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Para ser una supuesta "alocada" fiesta de adolescentes hormonales, todo estaba muy tranquilo. Me encontraba en una especie de espacio de paz, sentada justo al lado de la mesa de dulces mirando a la pared cómo sí fuese lo más interesante del mundo.

Cuándo llegamos a la fiesta Germán había hecho lo de siempre; dejarme solita para ir a hacer cosas de adultos. Estaba bastante acostumbrada y ya que yo no podía acompañarlo a beber o hacer otras cosas que hacen los mayores, yo sólo recorría los pisos bajos en busca de comida o inventarme historias en la mente con tan sólo ver a la gente.

En éste momento me fijé en una pareja que se estaban besando, probablemente el chico guardaba un oscuro secreto que no podía confesar aún porque los buscaban los agentes del FBI y...

Mí imaginación es rara.

— ¡A que no te imaginas lo que acabo de ver! —alguien me empujó y cuándo alcé la cabeza toda asustada descubrí que se trataba de Piper y su sentido extremista del chisme.

— ¿Huh? —ladeé la cabeza confundida— ¡¿Viste más de esos cupcakes con oreos?! —ensanché mí sonrisa completamente emocionada, señalando la charola vacía.

Piper rodó sus ojos y negó ayudándo a levantarme del suelo. Al final no había traído mí disfraz de León por qué Germán me obligó, en cambio me vestí con unas mayas negras y una remera azul oscuro de Spider-Man que justamente se lo robé a el, con unas deportivas negras y mí cabello en una trenza larga.

Amaba usar trenza, me sentía cómo una de esas chicas kung fu.

— No, no se trata de comida —movió la cabeza en negación— Pero es algo mucho mejor... —los ojos de Piper brillaron de la emoción— Tony ha engañado a Giovanna y parece que en venganza ella besó a Dante ¿Puedes creerlo?

Parpadeé tranquilamente.

— Pobrecita —me expresé sinceramente por Giova— Pero Dante está enamorado de ella, así que harían excelente pareja. A ver sí se le saca lo amargado —me reí cogiendo un vaso y le cargué Coca-Cola.

— Dicen que la que estaba besando Tony es esa morenita de nuestra clase de...

— Piper, Piper —la interrumpí calmadamente— No es por ser mala contigo pero no estoy interesada en saber sobre las acciones privadas de la gente, es algo suyo ¿No crees? Tony es consiente de lo que hace y es una lástima que halla dañado a Giovanna pero bueno, ¿Tú y yo que podemos hacer? Nada —recalqué— ¿Y qué pasa sí comentamos a todo el mundo lo que Tony hizo a Giovanna? Se hablará mal de ellos, y yo no quiero eso —sonreí.

— Aveces eres demasiado buena, te falta lengua de serpiente —se burló ella divertida.

— Ser buena persona no es malo.

Apesar de que la fiesta aún no terminaba yo me había aburrido y salí a la calle, no lo había notado antes pero la casa de Tony quedaba en la misma calle que la de Dante, extraño eso. Le mandé un mensaje a Germán diciéndole que lo amaba mucho y que me avise cuando llegue a casa porque había muchos peligros a tan altas horas de la noche en la que el volvía a su casa. Apenas eran las once y media pero ya había muchísima gente borracha de aquí para allá, era impresionante la adicción que le tenían a esa bebida, a mí en lo personal no es por parecer santurrona, pero odiaba la cerveza.

El día que besé a un Extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora