Capítulo 13: Día mágico

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The Prive College era reconocido mundialmente cómo uno de los mejores colegios del mundo

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The Prive College era reconocido mundialmente cómo uno de los mejores colegios del mundo. Nuestra institución contribuía con cientos de fundaciones de caridad de cualquier forma, todos aquí tenían tanto dinero que no les importaba donar un poco a los que no tenían. En mí caso era becada, lo más que podía hacer era participar en la obra que haríamos con la maestra Ross, un medio de entretenimiento con final feliz para los niños del albergue Hogar de las Luces.

Según me había contado Piper al notar mí sorpresa, éste tipo de actividades eran comunes aquí, y no me culpaba, jamás había oído algo igual en mí antiguo colegio.

Yo estaba demasiado feliz de poder ayudar aunque sea un poquito a que esos niños estén feliz en un día tan frío y nublado cómo hoy, el verano estaba por terminar dando bienvenida al otoño y pronto sería invierno lo cuál significaba mí época favorita del año, ¡Navidad!

Dejé una bandeja de hamburguesas en la mesa acercandome a Giovanna que parecía estar muy nerviosa, ella era La Cenicienta, la principal, era de comprender que estuviese sudando de los nervios.

— ¿Lista? —le sonreí acomodando su pelo rubio que caía en ondas doradas, se veía muy hermosa.

— Soy muy torpe —se quejó— Haré quedar mal a Dante.

— No, no lo harás, porque yo soy una excelente profesora —meneé mis cejas echandome aires, ambas soltamos pequeñas risas cómplices y la nueva novia de mí ex tomó mis manos. — Vale, es sencillo, sólo sigue el vals, 1 2 3, 1 2 3, 1 2 3 ¿Sientes el ritmo? —inquirí y ella asintió rápidamente.

1 2 3, 1 2 3, 1 2 3 —repitió pero no me miraba a mí, de hecho miraba hacía arriba, cómo sí quisiera meter esa información en su cerebro.

— Los antiguos bailes de salón de hecho eran muy sencillos —y ahí salió mi lado friki, la verdad es que era muy fan de las películas o libros clásicos que demostraban historias de amor en castillos y grandes campos— Sonará machista pero sólo debes dejarte guíar por el hombre —le expliqué y dí una vuelta con ella, arqueando un poco el cuerpo y dejando que Giovanna me guíase cómo sí ella fuese el príncipe.

— ¿Cómo sabes tanto de eso? —preguntó confundida, ésta vez yo tomé el lugar de hombre y la hice girar, ella hizo un movimiento perfecto lo cual me hizo mirarla orgullosa de mí trabajo.

— Soy fan número 1 de las películas disney, clásicos, romance, en fin... Puede que no lo parezca, pero tanto tiempo viéndolas hacen que me aprenda de memoria los pasos —me reí y Giovanna me miró extrañada. Debíamos vernos muy raras dando vueltas y vueltas atrás del pequeño auditorio del albergue en un improvisado vestuario. Miré atrás de mí nueva amiga y me encontré con los ojos azules de Harry quien levantó sus pulgares con una gran sonrisa. De espaldas a mí y enfrente de el se encontraba Dante, que parecía todo un príncipe azul con su uniforme con hombreras de oro, una espada falsa en el cinturón y una corona dorada sobre su desordenado pelo azabache. Harry vestía igual sólo que con una barba falsa, una peluca blanquecina y una almohada cómo barriga, el sería el padre del Príncipe Encantador, en éste caso Dante.

El día que besé a un Extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora