Capítulo 3: La chica del chicle está aquí

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Las semanas fueron pasando aburridamente, en mí casa nada especial sucedía, mis padres no estaban en casa cómo típicos padres millonarios, aunque ellos no me descuidaban, sabía que sí estaban afuera era para traerme todas las comodidades que poseo...

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Las semanas fueron pasando aburridamente, en mí casa nada especial sucedía, mis padres no estaban en casa cómo típicos padres millonarios, aunque ellos no me descuidaban, sabía que sí estaban afuera era para traerme todas las comodidades que poseo ahora mismo. Mis padres, los señores Shepard, eran trabajadores dedicados, mamá tenía una carrera política y estaba próxima a candidatarse cómo ministra, mí padre en cambio era piloto de naves rescatistas. Los señores Davies eran amigos de mis padres desde hace mucho tiempo, por ello era obvio que Harry y yo al crecer juntos nos volveríamos mejores amigos, su padre era Juez y su madre fiscala, en fin, sus trabajos estaban relacionados con el de mamá y el padre de Harry conoció a el mío en la Academia militar.

Hoy era el primer día de mí ultimo año en Prive, mí uniforme estaba impecablemente planchado sobre mí cama, yo mismo lo planché porque no quería que Julieta, mí nana, se esfuerce por cosas que yo podía hacer solito. También tenía preparado mí bolsa del equipo pues teníamos entrenamiento a primera hora.

Del aburrimiento me puse a pensar en situaciones vagas que me habían ocurrido y pasó por mí mente el beso con esa chica rara del chicle, jamás me la volví a encontrar y no tenía por qué pensar en ella pero según Harry el momento fué muy gracioso.

Claro porque a Harry todo le daba gracia, hasta un perrito con gafas.

El timbre de mí teléfono sonó de pronto y abrí el mensaje, ja, hablando del rey de Roma.

H: Jajaja a qué no adivinas que acabé de ver
D: qué?
H: un perrito con gafas JAJAJAJKJAJK
D: ah :I
H: amargado.

¿Lo ven? El se reía de todo, sonreía por todo, era feliz por todo. El año pasado casi que lo nombran Miss Simpatía.

Tomé mis cosas y antes de bajar revisé el cuarto de mí hermana menor de 9 años Pauline, estaba dormida pues sus clases empezaban un poco más tarde. Sonreí al verla, pronto sería su cumpleaños número 10 y según mamá lo festejaremos en un gran parque de diversiones con muchas cosas que a ella le gusta.

Bajé las escaleras, en la cocina un olor a tocino con huevo inundaba el lugar, se me hizo la boca agua del hambre.

— Buenos días Nana —abracé a Julieta por detrás. Tenía 56 años y era la mujer más buena del planeta, aparte de mí mamá. Ella me cuidó desde que salí del útero de mí madre, y no dejó de hacerlo desde entonces, Harry también le tiene aprecio y como no sí ha estado con nosotros desde siempre.

Hola mí niño, siéntate a desayunar, el chofer de tu padre ya está afuera y no quiero que llegues tarde al colegio.

Obedecí cómo niño bueno y tomé asiento dedicandome a probar éste manjar.

(...)

El día que besé a un Extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora