Capítulo 11: Malos entendidos

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No quería molestar a Dante pero adivinen quién olvidó su teléfono en la casa de un extraño, exacto; yo

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No quería molestar a Dante pero adivinen quién olvidó su teléfono en la casa de un extraño, exacto; yo.

— No sé que me sorprende más; que lo has olvidado en su casa, qué hayas ido a su casa, o que has recordado que no tienes celular el día siguiente —la incredulidad en la voz de mí mejor amigo, Germán, era obvia.

— He estado muy ocupada —me excusé bajando las escaleras con rapidez, Germán me siguió. Papá ya se había ido al trabajo, Cielo estaba limpiando el patio trasero y Caramelo dormía a un lado de las escaleras.

— Ah sí, ¿En qué? —inquiere mí amigo con una sonrisa burlona.

— Buscando... trabajo —dije lo primero que se me vino a la mente y cogí un panecillo que Cielo horneó. No sabía como es que en las películas americanas siempre los adolescentes tomaban un poco de jugo o media tostada y ya se iban satisfechos cómo sí hubiesen comido todo un Buffet, en mí casa no era así; yo arrasaba con todo lo que había.

La comida no se debe desperdiciar.

— Tus mentiras no sirven conmigo, y lo sabes —me mira acusadoramente.

— Bien, te lo contaré, pero prestame tu telefono —el rodó sus ojos y me lo dió, me sabía su clave de memoria así que busqué entre sus contactos el número Dante, que sorprendentemente sí tenía.

Le escribí un mensaje rápidamente, no tenía mucho tiempo, hoy teníamos clases en unos minutos.

Germán: Holiiis.

Dante: ¿Quién es?

Vaya, contestó rápido.

Germán: Soy yoo🎶

Germán a mí lado se dió un golpe en la frente con la palma.

Dante: Gracioso. Tienes 10 segundos para decirme quién eres o te bloquearé.

Recibido.

Me distraje comiendo una pizza que encontré en el microondas, Germán le subía el volumen al aburrido noticiero. ¿En qué estaba? Oh sí, sí.

Germán: Ya pasó 5 minutos, mentirosillo.

Dante: De acuerdo, te bloquearé.

Germán: Qué humor te cargas, deberías irte a un Spa algún día, dicen que te quitan el estrés.

Éste usuario te ha bloqueado.

Oh genial.

— Me bloqueó —dije fingiendo desconcierto y Germán me mira obvio.

— Qué te costaba ser una persona normal y decirle "Oye Dante, soy Maythe, dejé mí celular en tu casa ¿Podrías llevarlo al colegio? Graciaas" —imitó una horrible voz femenina.

El día que besé a un Extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora