Gojō Satoru

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"Dulce descubrimiento"
Advertencias: no.

─El bolso está bajo la mesa del comedor.

─Ieiri, te dije por quinta vez que no estaba allí, ya lo revisé cinco veces ─repetiste─. Puedo ser algo despistada pero no soy una maldita ciega, o bueno, no lo soy la mayor parte del tiempo. Quizás el alcohol que bebiste anoche te hizo imaginar que estaba allí. Sólo déjame pensar un poco.

La voz de Ieiri volvió a protestar pero no le prestaste atención al quitar el teléfono móvil de tu oído. Rebuscaste en tu mente las posibles opciones de escondites del extraviado bolso de tu amiga. Y como si fuera magia, la sabiduría te iluminó recordando como Ieiri una vez que estaba borracha, guardó su bata blanca en el mueble de las tazas.

Sin esperar, caminaste a la cocina aún con el aparato móvil en la mano para revisarlo.

Una sonrisa alegre rompió tu rostro cuando viste el dichoso bolso dentro del mueble, siendo empujado con descuido, salvándose de milagro las tazas de porcelana que se encontraban sobre ésta.

─Estaban en tu lugar favorito ─avisaste retomando el teléfono al oído.

─Ajá, eso es...

─Con las tazas.

─Recuérdame no volver a tomar ─pidió Ieiri con un suspiro cansado.

─Siempre te lo recuerdo, pero es como si te recordara que tienes que tomar. Te digo "no" y a los cinco minutos estás con una botella y un cigarro en cada mano.

─Es verdad. Bueno, ¿puedes hacerme el favor de venir a dejármelo?

─¿Estás de broma?

─Si lo fuera estaría partiéndome de la risa, pero estoy desesperada.

─Me debes una grande ─avisaste recordándole que hoy era uno de tus pocos días libres.

Lo último que esperabas en uno de tus días de descanso mientras estabas tirada en el sofá con una bolsa de dulces a un lado y una de tus series favoritas reproduciéndose en la televisión, era una llamada de Ieiri para que fueras a su departamento y buscaras entre las cosas, su bolso con los materiales de trabajo.

Tanto tú como Ieiri se conocían hace al menos dos años, y dentro de ese corto período se habían hecho buenas amigas. Todo se debió a una caída que tuviste en las escaleras de la estación de metro logrando torcerte el tobillo y golpeando tu cabeza contra el pasamanos, y todo por culpa de una mal pisada y el uso de tacones altos por el trabajo como asistente que lograste conseguir y que a pesar de que lo exhausta que te dejaba debido a las largas horas, pagaba bastante bien.

En esos momentos Ieiri se acercó a ti diciendo que era doctora y te prestaría primeros auxilios mientras la ambulancia llegaba. Durante ese breve tiempo una corta conversación llevó a otra, y sin darte cuenta intercambiaron números de teléfono para seguir en contacto.

Al tiempo después, Shoko Ieiri se terminó convirtiendo en tu confidente cuando la de cabello castaño un día te confesó el mundo de las maldiciones en una salida donde bebió una excesiva cantidad de alcohol. Lo primero que pasó por tu mente fue reírte fuertemente diciéndote que Ieiri estaba inventando locas fantasías, pensando que era la clase de borracha que hablaba disparates. Aunque dentro de ti no podía dejar de pensar en el famoso dicho de que los borrachos decían la verdad.

CURSED TALE ─jujutsu kaisen one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora