Gojō Satoru

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"Tiempo libre"
Advertencias: no.

"Tiempo libre"Advertencias: no

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─Realmente no sé que hacer. ¿Le digo? ─apoyaste tus codos en la mesa, colocando las manos en cada mejilla─. Si le digo tal vez parezca desesperada, pero eso es algo que las parejas tienen que hablar, ¿no? ─te enderezaste en tu asiento cuando una nueva idea vino a tu mente─. ¿Y si cree que soy de esas novias pegajosas que quiere estar todo el tiempo con él? Es decir, lo quiero pero también entiendo que cada uno necesita su espacio. Es sólo que él me está dando excesivo espacio cuando lo quiero más cerca.

Te pusiste de pie, paseando esta vez por la sala de un lado a otro, nerviosa.

─¿Tú que crees, Nanamin? ─preguntaste, girándote a él.

El rubio permaneció con la vista en el periódico frente a él, sin siquiera mirar en tu dirección.

─Es Nanami ─corrigió.

─Sí, pero me gusta como te llama Itadori. Te queda mejor, porque te hace ver menos serio y menos cascarrabias.

El hombre acomodó sus gafas sobre el puente de la nariz, soltando el suspiro de cansancio que solía ser habitual en él cada vez que estaba en presencia tuya o de Gojō.

Ignoraste su falta de entusiasmo en el tema, acercándote a él rápidamente, colocando tu cabeza por sobre el periódico para que te prestara atención.

─Por favor, Nanamin ─suplicaste, colocando una expresión dulce─. Necesito tu ayuda aquí. Sabes que soy inexperta en este tipo de temas.

─Es verdad que eres inexperta, o tu primera relación no comenzaría con Gojō.

─Oh, vamos. No seas así. Gojō no es malo ─le defendiste.

Nanami se quedó en silencio, sin querer opinar al respecto.

El que Nanami fuera de esa forma con Satoru se debía a los años que llevaba soportando las actitudes de él. Tanto Nanami como Gojō eran personas totalmente opuestas: a uno le gustaba llamar la atención, el otro era reservado; a uno le gustaban las bromas, el otro era totalmente serio; a uno le gustaba regirse por las reglas, al otro le gustaba romperlas. Y no ayudaba que la mayoría de las bromas de Satoru, tenían como protagonista a Nanami.

Entendías a lo que se refería Kento.

Al principio, cuando solo eras una adolescente, no te gustaba Gojō de forma amorosa. Lo encontrabas guapo y cada vez que lo veías sin la venda te perdías en sus ojos celestes, pero no tenías pensamientos sobre él más allá de eso. Tu adolescencia se basó en tratar de mejorar como chamán y pasar el tiempo junto a tus compañeros, el cual uno de ellos resultó ser Nanami Kento.

Al pasar los años decidiste establecerte como chamán fuera de la ciudad, viviendo de las misiones que te mandaban a hacer las que mayormente consistían en maldiciones de nivel especial y que el resto no podía exorcizar, por lo que no tenías una vida estable, trasladándote siempre de un lugar a otro y sin crear lazos duraderos. Y estabas bien con eso dentro de lo que cabía, o eso fue hasta que recibiste una llamada del director Yaga.

CURSED TALE ─jujutsu kaisen one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora