CURSED TALE ─jujutsu kaisen one shots

Gojō Satoru

"No es momento"
(Parte 2 de 2)
Continuación de "Falsa Ilusión"
Advertencias: no.

Suguru observó a su compañero a un lado, quién seguía perplejo con la atención en la puerta que acabas de cruzar junto con Utahime.

Tomó la cuchara dispuesto a llevarla a la boca para proseguir con aquella comida, siendo abordado por los largos dedos del peliblanco, quien detuvo su acción tomando su muñeca. Getō miró a Satoru extrañado por su actitud, listo para preguntarle que le pasaba.

─Tengo una idea ─comentó el joven, interrumpiendo su pregunta directa.

Los labios de Getō permanecieron cerrados, temeroso de preguntar por su idea, ya al tanto que cualquier cosa que pasaba por la mente del joven nunca tendía a considerarse correcto.

─No hagas estupideces, Satoru ─ordenó el pelinegro, esperando que aunque fuera por una vez le hiciera caso.

─Pero, ¿qué hay de divertido en eso?

Al contrario que Satoru, Getō ya estaba enterado de lo sentimientos que albergabas hacia aquel muchacho, sin saber como es que pudiste fijarte en él siendo alguien tan inmaduro y de ego superior. No se atrevía a preguntártelo directamente, pero para Suguru eran más que obvias las miradas que le dirigías al peliblanco, incluyendo los apodos cariñosos que a veces se te escapaban y que Satoru siempre tendía a tomárselas de broma o simplemente ignoraba.

Y antes de irte con Utahime, Getō notó tus esfuerzos por ignorar a Satoru, intuyendo más o menos a donde querías dirigirte con eso, por lo que suspiró con cansancio ante la idea alocada que Satoru tenía en su mente y que te tenía a ti como receptor.

─Satoru, tu mente es tan especial que dudo tengas aquella vocecita en tu interior que te recuerda no llevar las cosas al límite, es por eso que te lo hago saber yo ─el peliblanco se volvió a recostar en la silla con sus brazos cruzados. Los lentes del joven bajaron unos centímetros, mostrándole aquellos ojos celestes rodando en señal de molestia─. Deja a (Apellido) en paz. No te metas en sus asuntos.

─A ella le encanta mi compañía ─sonrió burlón.

Tal vez eso fuera cierto en otro tiempo, pero Suguru dudaba mucho que eso fuera ahora.

─Mantente al margen. Lo digo en serio, Gojō. No creo que ella esté de humor para una de tus bromas. No hagas cosas de las que luego te arrepentirás.

─Si, claro. Como digas.

Claramente sin hacerle caso, el joven se colocó de pie ignorando cualquier otro intento de advertencia.

Suguru tomó la cuchara, intranquilo, sin quitarse la idea de que pasara lo que pasara no sería algo bueno. No cuando a sus ojos te veías tan resuelta a seguir tu propio camino.

Sólo esperaba que cuando tus emociones explotaran, hubiera la menor cantidad de personas implicadas.