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𝐈 𝐂𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓 𝐘𝐎𝐔 𝐃𝐀𝐑𝐋𝐈𝐍𝐆

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La fuerte pelea que había tenido con Electra la había devastado. Ver los ojos verdes de la pelirroja arder en furia fue una imagen que Maxine no se pudo quitar de la cabeza a pesar de los días que habían pasado. Sobre todo porque tenía razón. La falta de su juicio la había llevado a actuar inconsciente e imprudente, queriendo alentar a alguien como Tom Riddle a llevar a cabo semejante atrocidad solo para probar su punto.

Maxine no sentía remordimiento alguno por Myrtle, cuya forma espectral e incorpórea se rumoreaba que estaba presente en el lugar de su homicidio. La verdad era que su gran error residía en su deseo de querer desafiar al rizado, en querer mostrar constantemente su supremacías por encima de él. Su sed de ser la mejor la llevaban a accionar de maneras estúpidas e impulsivas. ¿Para qué? ¿Para impresionarlo? ¿O era que la princesa se sentía amenazada por alguien que finalmente estaba a su altura?

No había razón para culparla del todo. Tom sentía aquella misma necesidad de mostrar quién estaba a cargo del colegio, quién tenía a todos comiendo de la palma de su mano y que nadie jamás robaría ese poder de sus manos. Y ciertamente nunca vio flaquear su posición hasta la llegada de Demetria Gaenor a Hogwarts. Una joven distinta a todos los demás, de múltiples talentos y recónditos secretos. Una chica con la capacidad de meterse en mentes ajenas con la misma facilidad como de quien entablaba una conversación casual.

El prefecto se vio obligado a fortificar su resistencia luego de su encuentro. Si bien dominaba la Oclumancia a la perfección, el poder de la rubia hacía temblar las paredes mentales del rizado cada vez que arremetía con su Legeremancia. Pero eso ya no sería un problema. Pues después de tantos intentos, Tom logró volver su mente una casi impenetrable.

De todas formas, la princesa no mostró interés en volver a hurgar en sus memorias y emociones. No es que no quisiera, al contrario, se moría por escarbar cada sucio secreto dentro de aquella cabellera negra ondulada. Pero su máscara estaba bien puesta ocultando sus fuertes ansias de indagar en la vida del heredero. Ya habría tiempo para eso. Lo único que le importaba a la Bringstone en ese momento, era en su mascota arácnida.

Luego de que el Slytherin condenara a la acromántula a vivir el resto de su vida en el Bosque Prohibido lejos de la princesa, ésta se paseaba por los terrenos del castillo esperando sentir la intensa conexión que compartía con la criatura. Por supuesto que mucho no podía hacer al respecto, ya que el bosque tenía la fama de ser extremadamente peligroso y, en efecto, prohibido. Y ciertamente, Maxine no quería involucrarse en más problemas de los que tenía.

𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐍𝐄𝐒𝐒 | Tom RiddleWhere stories live. Discover now