Capítulo 11.

10.7K 1.2K 2.4K
                                    

"Hemos llegado, Harry."

El editor se sobresalta al escucharlo, levantando su cabeza de donde la tenía inclinada hacía atrás en el respaldo. Parece desubicado al principio, pero pronto reconoce que están frente a su hogar. Por alguna extraña razón, eso le resulta extremadamente gracioso.

"Hey, es mi casa", dice, reincorporándose en la parte de atrás.

"Lo es", Louis responde, desabrochándose el cinturón de seguridad. Se detiene a medio camino. "Era este el lugar al querías que te trajera, ¿verdad?"

"Sí", Harry suspira, pegando su rostro a la ventana de la camioneta. Presiona sus palmas en el vidrio, que se condensa por su respiración constante. "Mi casa", murmura para sí mismo. "Es una casa bonita, ¿cierto? Yo creo que es bonita."

Louis se gira en el asiento piloto para ver a Harry. "Es muy bonita", concuerda. "Es el tipo de casa que me gustaría tener si pudiera permitírmelo."

Harry asiente, de repente serio. "Es bonita, pero a veces se siente tan vacía, ¿sabes?"

Louis se rasca una ceja y desvía la mirada a cualquier cosa que no sean los grandes ojos de Harry cuando él lo voltea a ver. "Oh", es lo único que ofrece, porque por mucho que haya sentido el peso de las palabras, Louis no tiene las respuestas ni de su propia vida. De igual modo, se siente patético por no saber que más decir. "¿Quieres que te acompañe hasta la puerta?", pregunta en su lugar, adivinando que Harry no será capaz de subir las escaleras sin tropezarse en el camino.

"Eso depende", Harry sonríe, olvidándose rápidamente de lo anterior. A Louis le están dando miedo los cambios de humor tan drásticos. "¿Tú quieres acompañarme?", pregunta, con la misma picardía que a veces brota de él sin darse cuenta.

Es la misma picardía que probablemente utiliza para coquetear con los modelos guapos. Pero que, en este caso, solo utiliza para burlarse de él.

Louis pone los ojos en blanco y sale de la camioneta de cualquier manera, no va a provocarle una crisis a Brightness solo por no haber podido mantener a salvo a su editor gracias a su maldito orgullo. Rodea el auto y abre la puerta del lado de Harry, encontrándolo recostado a lo largo del asiento, con un antebrazo tapando sus ojos y el otro cayendo al suelo de la Ranger. Sus piernas ridículamente largas salen del vehículo, casi pateando a Louis al estirarlas.

"Te ves ridículo", el periodista le hace saber, no aguantando la risa que siente nacer desde su caja torácica. El editor no se mueve ni hace algún ruido. "Basta, Harry. Sé que no estás dormido."

"Lo estoy."

"No, no lo estás", Louis sonríe y apoya su cabeza en la puerta mientras la mantiene abierta. "Vamos, sal de ahí."

Harry permanece callado treinta segundos más antes de enderezar su cuerpo con un quejido. "Bene [Bien]", dice, acomodando el gigantesco moño rojo en su cuello con las cejas fruncidas.

El editor camina hacia la casa, con Louis manteniéndose atento a sus pasos. Harry apenas da dos cuando se tambalea y Louis tiene que ser rápido para que no se vaya de frente.

"Te tengo", Louis dice, sosteniéndolo de la cintura.

Harry pasa un brazo por sus hombros y sonríe en agradecimiento. "Me tienes."

La distancia del coche a la entrada se vuelve demasiado larga para Louis, a pesar de que no lo es. Es difícil cuando tiene una persona apoyándose en él y lo es peor cuando esa persona le trasmite un fuerte calor chisporreante. Cada parte de él que toca el cuerpo de Harry se siente borbotear, como si las burbujas de la champan que bebió el editor más temprano bailaran entre ellos.

El Diablo Viste De GUCCI || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora