Epílogo.

6.7K 613 925
                                    

"Guarda silencio, Belmont. Tenemos que ser cuidadosos."

"Cuidadosos", el niño murmura, presionando uno de sus deditos sobre sus propios labios.

Margot avanza con pasos ligeros, intentando no hacer ruido con sus pequeñas zapatillas de tacón. Ella señala abajo de la cama a su hermano primero, antes de ponerse de rodillas para mirar por debajo.

"¡Aja!", ella exclama, decepcionandose inmediatamente después al encontrar el espacio vacío. "Repámpanos."

"¿Perdimos?", Belmont pregunta, ya algo aburrido del juego. Han estado buscando por varios lugares de la casa.

"Aún no, Bel. Esto no ha terminado. Revisa tras ese sofá."

Haciendo lo que le piden, Belmont se encoge de hombros con tristeza cuando siguen sin tener éxito. "No hay nadie."

"¿Dónde podrá estar?", Margot se pregunta a sí misma, de brazos cruzados mientras mueve un pie impaciente sobre la madera del piso. "¡La lavandería!"

Ambos corren hacia abajo, donde saben que se encuentra esa enorme máquina que saca su ropa limpia. No es un espacio muy divertido, pero es uno de los pocos que no han revisado. Buscan en los posibles espacios donde podría ocultarse un adulto, sin dar con alguien.

"No puede ser, tenía que ser aquí."

"¿Perdimos otra vez?"

"No, Belmont. Así no es como funciona. Debemos seguir buscando hasta ganar, solo que me estoy quedando sin ideas de escondites."

"¿Qué tal ese lugar?"

"¿Cuál?"

"Ese", Belmont señala, algo somnoliento. "Tras esa puerta."

La niña más grande se gira hacía donde apunta su hermano. Es el cuarto donde guardan los artículos que utilizan para la limpieza. No lo había pensado, pero es una excelente opción.

Luego de otra seña para que guarden silencio, ellos se dirigen hasta allí de puntillas. Margot toma el picaporte y lo gira despacio.

El cuarto está oscuro.

"¿Lo ves, Belmont? Tampoco hay nadie. Deberíamos regresar arriba y revisar las recamaras de nuevo."

Antes de que puedan cerrar la puerta, desde adentro suena una especie de rugido que hace que los niños salgan disparados del susto.

Es ahí cuando Harry sale, y los atrapa a ambos antes de que puedan subir las escaleras.

"¡Gané y ustedes perdieron!", el editor grita, feliz por la victoria. Su lema es; lo que importa es ganar, no importa quien sea tu rival. Así que sí, puede festejar todo lo que quiera por ganarle a sus sobrinos en el juego de las escondidillas.

Echa a los niños sobre sus hombros y da un par de vueltas, escuchando sus gritos en protesta, antes de ponerlos sobre sus cortas piernas inestables. Se ríe al verlos tambalearse, al mismo tiempo de que se asegura que no caigan al suelo.

"Gané", repite, luego de que recupera la respiración por el esfuerzo.

Margot patalea. "Eso es trampa. Nosotros ya te habíamos encontrado dentro del cuarto de limpieza."

El Diablo Viste De GUCCI || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora