Capítulo 7

90.9K 6.5K 1.2K
                                    

Cuando era pequeña me acuerdo que mis padres me llevaban a un parque todas las tarde, a pesar de la diferencia de edad, James siempre jugaba conmigo.

También tengo recuerdos fugaces de mi hermano y yo jugando con sus muñecos, luego con los mios y construyendo castillos con piezas de plástico.

Tumbada en la cama recuerdo esos momentos en los que estabamos los cuatro juntos. En familia.

Como echo de menos esos momentos.

Me acuerdo cuando tenia 9 años y me encontré a un gatito negro herido, lo lleve a casa para cuidarlo. Mi madre dijo que no nos lo podíamos quedar, pero mi padre logró convencerla porque sabia que me habia encariñado mucho con el animal. Siempre había tenido debilidad por los animales.

A los 12 años discutí con mi padre, ya no me acuerdo ni por qué. Esa misma noche mi madre durmiendo conmigo porque sabía que yo me encontraba fatal por la discusión. Quería muchísimo a mi padre y odiaba discutir con él.

Siempre que no tenia a uno, el otro estaba ahí. Pero ahora no tengo a ninguno. Solo a James.

Nunca fui una chica sociable, normalmente era calla y no hablaba mucho. Ash y Alex son mis primeros amigos y no se ni por qué.

Nunca he tenido vida amorosa.

¿Para qué?

No merece la pena complicarse con eso. Total, en mi viejo instituto nadie se solia acercar a mi.

Excepto un chico que ojalá nunca lo hubiese hecho.

Se llamaba William, un chico alto, algo popular, ojos verdes y pelo rubio. No era guapo, pero tampoco era feo. Era un chico normal.

Se hizo mi amigo y yo como una tonta me deje engañar. Cuando llevabamos 2 meses hablando a la hora del descanso y saliendo las tardes a paseas o tomar algo me besó en medio de la cafetería del instituto. Yo, pobre gilipollas de mi, le devolví el beso pensando que el sentía lo mismo que yo.

Diez segundos después él rompió el beso y escuche las risas de sus amigos. Mientras que otros gritaban: "¡Enhorabuena, tio, has ganado la apuesta!" o "¿¡Cómo has podido tener estomago para hacer eso!?".

Toda la cafetería se reía de mi.

Era una apuesta.

Yo era una maldita apuesta.

Eso pasó hace año y medio. Desde entonces no aguanto ver a los "populares", cada día me dan mas asco.

Sigo recordando momentos, tanto buenos como malos, de mi vida hasta que llego al accidente. Mi peor recuerdo, ojalá pudiese olvidarlo o aceptar que pasó..

No me explico porque, después de eso, veo fantasmas. El primer mes pense que me iba a volver, o ya lo esta, loca. El sengundo fui aceptando mi demencia, pero ahora que hablo con Kernal... no se, es demasiado real como para ser de mi imaginación ¿no?

Me giro en la cama y suelto un gemido de dolor. El golpe me ha pasado factura, aunque creo que no tengo nada roto. Pero eso si, la zona de las costillas izquierdas, más el hombro, me va a doler un tiempo y me va a salir más de un moratón que va a tardar en curar.

Sigo en la cama pensando, la verdad, no tengo nada de sueño. No puedo dormir después de lo que he pasado, continuo demasiado alterada como para dormir.

-¿Aún despierta,querida dama? - esa vos masculino me hace que suelte un respingo. Me giro y veo a Kernal de pie en medio de mi habitación

-¿Qué haces aquí? - pregunto somnolienta y sin moverme, aunque quisiera no podría.

Hijos de los Dioses  Where stories live. Discover now