01- パーティー

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Agotada, así me encontraba, completamente agotada, habían sido muchas horas de viaje en avión y tren para llegar a mi casa, además el jet lag no ayudaba.
Lo único que quería era dormir y si mañana me despertaba con humor visitaría a mi primo y luego al resto de mi familia, si, ese era mi plan, entré tranquilamente al edificio, no tenía ninguna prisa después de todo, llegué a la cuarta planta y me quede mirando mi puerta, hasta que me di cuenta de que casualmente no estaba cerrada con llave, dirigí una mano a mi revólver y con la otra abría lentamente la puerta, lista para disparar en cualquier momento, pero no hizo falta.

Un estallido y aplausos sonaron tras la puerta, no me digas que... agh.

No puede ser.

Ahí estaban todos, con gorritos, tarta y matasuegras, mi cara definitivamente era un poema, mi única oportunidad de descansar y dormir tranquilamente en mi cama se había esfumado por completo, lo odiaba.
Uno por uno todos se acercaban para estrujarme en sus brazos y vitorear por mi vuelta, aun que muy probablemente fuera por mera educación.

Extrañamente noté algo fuera de lugar, todos estaban ahí no? Es decir, incluso mis abuelos estaban presentes, pero, me faltaba alguien, probablemente estaba en el baño? Nah, la puerta estaría cerrada.
Tocaría preguntar.

Odio esto.

-Perdona madre, ¿por algún casual sabes dónde está Aguni?- El bullicio se calmó de golpe, no sabía que había hablado tan alto.

No lo hiciste.

Mi expresión pasó de interrogativa a una confusión absoluta, y nadie decía nada, incluso mi madre, que era muy correcta no quiso responder.
¿Algo estaba pasando y yo no me habia enterado?

Claramente.

-¿Qué ocurre y por que no está aquí Aguni? Seguro que también sabéis por que lleva meses sin responder mis cartas, ¿verdad?- Más silencio, estaba empezando a molestarme. Mi madre me puso una mano en el hombro, iba a decir algo, pero claramente no era la respuesta a mis preguntas, probablemente me ofrecería tarta o proseguir con esta "fiesta", de modo que aparté bruscamente su mano.

-He preguntado algo, ¿a caso os comió la lengua el gato?- Estaba molesta, sin darme cuenta empecé a fulminarles con la mirada.
Mi abuela se acercó a mi y aun que la miré mal, me tomó la mano y me sentó en un sillón, me acarició la mejilla mientras le caía una lágrima por la mejilla.

Me temí lo peor. -Abuela qué pasó por dios.- Estaba empezando a temblar, me estaba imaginando todo tipo de cosas, y ninguna era buena.

Pronto recordé que ella no hablaba, por tanto empecé a buscar respuestas en el resto, lo único que recibí fue un folio doblado.

¿Estáis de broma?

Abrí el folio, aparecía una foto suya y en grande una palabra, "desaparecido". Mi cara palideció, ¿cómo que desaparecido?, tiene que estar mal, está mal, obviamente está mal.

-¡Es mentira!- Comencé a gritar, había entrado en pánico. -¡Es mentira el está de viaje y por eso no me responde mis cartas, por eso no está aquí!- Mi madre me miraba con cierta confusión, normal, después de todo esa era una mentira que yo misma había creado para calmarme.

-Sein...-Mi padre habló, ni le dio el tiempo a terminar de decir mi nombre cuando lo callé con otro grito. -¿Sabéis qué?, realmente sois unos egoístas, ni siquiera tuvisteis los cojones de mandarme una mísera carta comunicandome la situación y además pretendíais que no me diera cuenta de que el no estaba. Sois una panda de hipócritas.-
De nuevo mi padre intentó llamarme, no sirvió de nada, ya estaba alterada, no quería verles la cara. -Fuera de mi casa.- Nadie se movió, pero tampoco abrieron la boca, simplemente se quedaron estáticos, ¿a caso no entendían japonés? De nuevo grité. -He dicho que fuera de mi puta casa.- Todos comenzaron a irse en silencio, sin rechistar, hasta que finalmente pegué un portazo.

Hipócritas.

Me dio un arrebato de ira, y no pude evitar abrir la ventana y lanzar la tarta en su dirección para luego decir. "Tomad vuestra tarta, no querréis desperdiciarla" seguido de una risa fingida, de seguido la ira y la frustración pudieron conmigo, de nuevo, comencé a llorar y gritar como si no hubiese un mañana, platos, vasos, sillas, todo salía disparado en alguna dirección, necesitaba romper cosas, no me llegaba con partir en dos un jarrón o romperle una pata a la silla, necesitaba desviar ese dolor a otra parte.

¿Qué mejor manera que destrozarte los nudillos?

Una risa escapó por mis labios y una sonrisa ladina se apoderó de ellos. -Vamos al lío.- Me adentré en mi cuarto y vi que el saco de boxeo estaba roto, debió haberse cortado con los cristales, no importaba, de todas formas iba a doler, así que durante una hora aproximadamente pudieron oírse golpes fuertes y algún que otro gruñido.

El resultado fue un apartamento destrozado y una Seina con los nudillos, frente y rodillas ensangrentados dormida en la bañera con varias latas de cerveza barata vacías.

Obsesión | Suguru NiragiWhere stories live. Discover now