9-友情

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Mi cuarto no era grande, pero estaba bastante bien, además tenía baño propio, no tendría que compartirlo con otra gente, eso era fabuloso, sin más preámbulos cerré la puerta y me dirigí a debajo de mi cama, había unas cajas metálicas, ahí estaban mis bebés.

Con la llave abrí los candados que protegían las cajas, estaban las armas y algo de munición, perfecto, únicamente cogí la Luger, yo no iba a ir a todas partes con semejante armatoste como Niragi, esto era solo para juegos o situaciones de emergencia, cerré la caja que contenía la carabina, le puse el candado de nuevo y la escondí, cargué la pistola con 8 balas, escondí el resto de munición en la otra caja y la guardé bajo la cama, ahora tenía que pensar como escondería al resto el arma.

El chico de antes.

Es cierto, unos pantalones serían muy obvios, pero si le hacía un bolsillo interior a una sudadera nadie lo vería, gracias guapo, me diste una gran idea.

Mi móvil empezó a sonar, lo tenía metido dentro de un zapato, pensaba que se iba a estropear, pero no fue así, lo agarré y miré la pantalla.

"Felicidades, has completado tu tarea."

De nuevo, había una nueva tarea en la aplicación, quisiera o no, tenía que hacerla, de modo que entré.

"Haz nuevos amigos: Gánate la confianza de la gente a tu al rededor. No hay tiempo límite."

Es bueno saber que me da libertades, pero me veo venir que es porque quiere que esa confianza sea la de los altos cargos y los paramilitares, son gente que no querrías tener en tu contra, bueno, entonces que así sea, agarré una sudadera como la de aquel chico pero negra en la sala a la que Ann me había llevado, me aseguré de que tuviese un bolsillo interior y metí ahí mi arma cerrándolo, tenía que empezar a ganar la confianza de mis compañeros, y no sabía ni por donde empezar.

Mientras caminaba sin un rumbo fijo sentí una mala mirada puesta en mi, se llamaba Samura, creo.

-Ah venga cielo, no me mires así, tu empezaste.- Dije lo mas amable que pude, pero sonó como una provocación, debía practicar mejor el arte de socializar, el se aclaró la garganta y se acercó a mi con precaución, no le culpaba, había que tener mucho cuidado conmigo.

-Lo sé.- Se paró a una distancia de aproximadamente un metro y medio, me gusta, sabe mantener unos límites, es precavido.

-Necesitas algo cielo? Como por ejemplo clases de conducta? O quieres otras... cosas.- Enfaticé la última palabra dándole un tono coqueto, no funcionó.

-No intentes embrujarme. No soy Niragi.-No pude evitarlo, solté una pequeña carcajada, ese chico no parecía tener muy buena fama, debía ser un playboy de esos probablemente, eso lo hacía un reto sumamente interesante. Quise acercarme a Samura, pero cada paso que yo daba era uno que el retrocedía.

-Vamos no seas malo, estás muy lejos, así no puedo apreciar tus tatuajes como se debería.- Eso pareció sorprenderle, había dado en el clavo. Aun así me paró los pies. -Ah vamos, estoy desarmada, o es que quieres que me quite la ropa?- Claramente le estaba tomando el pelo, pero el no lo entendió y apartó la mirada.

Acabé acercándome a el para darle unas palmadas en el hombro y pasar de largo, el pobre aun estaba muy verde, era mejor que se acostumbrase a mi forma de ser y luego ganarme su confianza a la vieja usanza.

[...]

Se acercaba la noche y yo estaba en la azotea mirando el cielo, extrañamente me sentía en casa, como si esto hubiese estado esperando por mi, obviamente no era así, pero de cierta manera me alegraba pensarlo, tener por fin un lugar en el que encajar y ser yo misma sin que nadie me lo reprochase, por alguna razón del destino se me ocurrió mirar hacia la piscina, parecía entretenido, pero había demasiada gente, aun que al parecer Samura tenía razón, ahí mismo en una de las butacas estaba Niragi comiéndose a una chica que aparentaba ser... mucho menor que el, ¿tendrá un fetiche con las colegialas? No, no creo, es muy extraño eso, quizás es que las prefiere sin desflorar, sí, eso suena mas convincente.

¿Por qué tienes que hacer cávalas sobre los fetiches de la gente?

No lo sé, es... entretenido de alguna forma.

-¿No vas a ir a la fiesta?- Esa voz... es el de la sudadera, no le miré, seguí observando a la gente.

-Podría preguntarte lo mismo a ti.- Apoyé mis manos en el muro de la azotea para mayor comodidad.

-Soy de esos que prefieren estar en la intemperie observando desde lejos como la gente que termina aquí desaprovecha su tiempo en una supuesta utopía dentro de un mundo en el que únicamente matas o mueres.

Desvié mi mirada hacia el, con unas pocas palabras había logrado capturar mi atención. -Ya veo, te gusta ver el mundo arder, mientras tomas una... ¿piña colada?- Observé el refrigerio que tenía en sus manos, olía a piña.

-Error, zumo de piña, sobre lo otro, no es que me guste ver como arde, más bien, me divierte el mero hecho de ver a gente estúpida haciendo estupideces cuando una cuenta atrás pesa en sus pechos, ¿comprendes?- Asentí mirando al cielo, no podían verse bien las estrellas debido a las nubes y la luz del recinto. 

-Por ejemplo, tu no eres estúpida, está claro que armas algo dentro de tu cabeza aprovechando el poder que te otorga ser paramilitar, si ese no fuera el caso entonces serías una completa estúpida.- Solté una leve carcajada.

-Díselo a Aguni, dudo que piense lo mismo.- Me dirigió una sonrisa ladina.

-¿Aguni piensa?- No pude evitar mirarle con sorpresa y cubrirme la boca con la mano mientras reía. El simuló un arma con sus dedos y se "disparó" en la sien. yo simplemente reía animadamente mientras asentía al último gesto, estaba claro que si algún otro paramilitar veía eso le dispararía sin pensarlo dos veces.

De aquí podría salir una buena amistad.

Obsesión | Suguru NiragiWhere stories live. Discover now