5- ニラギ

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El hombre del sombrero y yo seguimos mirándonos por unos segundos, pensé que no iba a hablar nunca, al fin.

-Te quedaría bien un bikini, ¿sabes?- Mi cara debía ser un cuadro porque hasta el hombre serio sonrió levemente. -Por cierto, ¿te interesa hacer equipo? Está claro que esto no va a ser fácil.- El del arma soltó un quejido, ¿a caso me estaba subestimando? No nene, ni te atrevas.

-Veo que pensamos lo mismo, perfecto, vamos allá.- Sonreí y entramos por completo al museo, solo quedaba sobrevivir.

En el hall del museo podía verse una mesa con diferentes herramientas, una sierra, martillo, hoz... nada que resultase muy útil el una pelea a distancia, hasta que divisé una preciosidad, me di prisa y la cogí, con esto podría atacar a media distancia, era una pistola de clavos, nunca había usado una ya que estaba acostumbrada a las armas convencionales pero mi puntería ayudaría, miré a la gente con quien me había juntado, ellos negaron, supongo que irían armados al igual que el chico de piercings, suertudos.

De repente sonó una alarma por unos segundos, acababa de iniciar el juego, y no iba a ser fácil.

Nos encaminamos hacia el centro.

-No se si os fijasteis pero las trampas son fáciles de ver y esquivar si vamos con calma y observando el entorno como ahora. Pero en cambio si corremos...- Señalé a alguien con un pie amputado. -Tropezaremos con hilos metálicos o incluso trampas para osos, ¿alguna idea?- Miré al tipo con cara seria, tenía pinta de ser el inteligente del grupo, o al menos el mas coherente, el del bañador iba a decir algo pero lo callé, sabía lo que diría. -Quedarnos parados no es una opción.-

Acerté.

El tipo serio estaba concentrado, necesitábamos un plan y rápido, si queríamos ganar necesitábamos las llaves y llegar a la sala de mando, además si nos encontraba el guardia no podríamos correr, estábamos entre la espada y la pared.

-¿Y si simplemente les llenamos de balas? Mi niña tiene ganas de jugar.~- Si lo mirabas desde un punto de vista simple era tan fácil como hacer eso, pero es un guardia, el también tiene armas, y probablemente chaleco antibalas.

-Necesitamos guardar las balas para las bestias, no te lo tomes como algo personal.- Sonreí ligeramente, necesitábamos toda la pólvora para esos animales.

Por un segundo la vista del serio se iluminó, creo que ya tiene la ansiada solución.

-El guardia puso las trampas, ¿no? Así que sí seguimos esa idea es fácil atraparlo, el no caería en sus propias trampas, y seguro que correrá. Así que cuando le encontremos sigamos sus pasos desde atrás hasta ver de lejos la sala, una vez ahí tú le inmovilizas las piernas atacando al hueco poplíteo con la pistola de clavos mientras Niragi se encarga de las bestias, una vez le inmovilices yo me encargaré de el mientras tu desactivas todas las trampas que veas y el sombrerero entra en la sala con la llave.- Sonreí, sabía que tenía razón, este era el listo de los tres.

Aun que no entiendo por que el guardia nos guiaría directamente al destino, pero no pasaba nada por intentarlo.
Se escuchó un grito, eso era hacia el norte.
Sigilosamente caminábamos hacia esa dirección mientras el tipo serio iba cortando los hilos con un cuchillo de supervivencia cada vez que nos topábamos con ellos.

De nuevo se escuchó otro grito, ¿ahora el sur? ¿Estábamos siguiendo el rastro del guardia o eran las bestias y las trampas? Íbamos a ciegas, pero seguimos hacia delante hasta dar con una pared, decidimos movernos por los límites, de esa forma sería más simple, después de todo era un museo de una sola planta.

"Quedan 20 minutos."

Ahí estaba, sin querer nos habíamos topado con la sala de mando, frente a ella había dos tigres y un cuerpo sin vida, la pregunta ahora era, ¿dónde está el guardia?
Existía la opción de atacar primero a las bestias y luego al guardia, pero, ¿y si al escuchar disparos se dirige hacia aquí y nos atrapa por detrás? Es demasiado peligroso, incluso excitante, pero no quiero morir aun.

-Haremos esto, yo iré a buscar al guardia y lo traeré hasta aquí, tú, el serio, ven conmigo, te necesitaré para que lo inmovilices cuando lleguemos, una vez ahí mandaremos una señal y piercings locos se deshará de los bichos y cuando sea seguro gafitas irá a la sala, ¿capisci?- Los miré con seriedad, el serio y gafitas asintieron, piercings locos escupió al suelo, que asco.

-Puta de mierda, me llamo Niragi, ¿entiendes? Vuélveme a faltar al respeto y te rajo esa cara bonita.-  Casi me da un ataque de risa, le di dos palmaditas en la cabeza y me fui con el tipo serio.

Así que Niragi.

Tras un buen rato dando vueltas decidí sentarme y cerrar los ojos, solo con los gritos no podíamos guiarnos así que lo haríamos a la antigua, por los pasos, al ser un juego supuse que seria una persona alta y voluminosa de modo que me centré en escuchar si había pasos fuertes cerca de nosotros. Miré al tipo serio y le hice una seña a la derecha, el guardia estaba cerca, fuimos en su dirección, cuando le vimos el tipo serio se fue por otro camino, después de todo, yo sería el cebo y debía llevarlo hasta el sitio acordado, no podía sospechar de nada, así que me tocó ser teatrera, iba a ser divertido.

"10 minutos."

Me tiré al suelo como si me hubiese hecho daño en un tobillo y vino hacia mi, no tenía armas, era un cuchillo carnicero, que gran guardia, le miré aterrada y me levante lista para correr cojeando, el venía tras de mi como un perro persiguiendo un juguete y justo antes de llegar a la sala me tiré de nuevo, pero al parecer el era rápido y lanzó un golpe al aire logrando hacer un corte en mi pómulo justo antes de yo tocar el suelo, en ese momento el tipo serio le clavó un cuchillo en el hueco poplíteo derecho y el guardia se desequilibró, era el momento de dar la señal, grité como si se me desgarrase la garganta y empezaron los disparos, bien.
Justo después me levanté y miré al guardia a los ojos, le aplasté los genitales con mi pie.

-Esto por dañar mi bello rostro.- Sonreí y le acaricié la mejilla para luego romperle el cuello. -Y esto por creer que me ganarías pedazo de inepto.- Agarré las llaves y fui hasta donde se encontraban Niragi y gafitas, estaban apoyados en el marco de la puerta con las bestias a sus pies, estaba a punto de darles las llaves cuando una chica me las quitó de las manos y se apresuró a entrar en la sala sin siquiera comprobar si había una trampa, el sonido fue excelente, tres flechas se clavaron en su pecho, vaya inútil, aun que gracias a ella ahora el paso era seguro.

Todos entramos y sonó aquella voz estridente de nuevo.

"Felicidades, has completado el juego."

Ya era hora.

Obsesión | Suguru NiragiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora