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"Yeonjun es un magneto de niños."

Era lo que había dicho Hyuna ahjumma en el camino al darse cuenta que no sólo Soobin se negaba a salir del regazo de Yeonjun, pero que también Ryujin había saltado fuera de los brazos de Taehyun para abrazarse como koala del brazo del castaño mayor.

Sólo bastó que la saludara y le tocara un poco el cabello para que la niña repitiera "mío" cada vez que trataran de separarla del chico.

—No me molesta. —había dicho Yeonjun con una sonrisa a Sunmi y Soobin había tomado eso como señal para pegársele.

Ryujin había vuelto con su primo pelirrojo cuando salieron de la van, pero Soobin le exigió al castaño que le diera la mano para caminar al interior de la casa. Yeonjun parecía estar bien con eso, incluso entrelazó sus dedos con los de Soobin y se dedicó a teclear en su teléfono con su mano sobrante.

Mientras las mujeres exploraban la casa y los arreglos de esta, Soobin balanceaba su mano con la de Yeonjun, callado como era, su mirada arriba y totalmente pendiente de cada expresión en aquel rostro pálido y bonito que poseía el mayor.

A Soobin no le gustaba como Yeonjun fruncía el ceño mientras escribía. No, no. A Soobin le había gustado mucho su sonrisa.

—Hey, hyung. —Taehyun también parecía estar esperando a que las señoras acabasen de hablar; sin embargo, el pelirrojo estaba sentado confianzuda-mente en uno de los sofás con Ryujin en sus piernas. El mayor soltó un "Um" sin dejar de mirar la pantalla.— Nunca me contaste qué más pasó con Beomgyu.

El castaño hizo una mueca antes de bufar.

Soobin arrugó la nariz. No sabía quién era Beomgyu, pero no le agradaba si hacía que el chico de la linda sonrisa actuara así.

—Hyung, hyung. —Soobin lo jaló del brazo y señaló al sillón donde los había llevado.— Siéntese.

El mayor asintió y obedeció, allí estaba la sonrisa que a Soobin le gustaba desde la estación de trenes.

—Muy bien, nene. —el castaño obedeció a la orden del pequeño, así como lo colocó en sus piernas cuando Soobin empezó a decir "Quiero sentarme" mientras señalaba su regazo.

Taehyun seguía mirando a Yeonjun curioso.

—¿Así que?

—Beomgyu puede joderse por lo que me importa. —decía tranquilamente el castaño mientras acariciaba el sedoso cabello de Soobin. Taehyun rio, pero el castaño parecía fiel a su palabra.— ¡Es en serio! Que se joda.

Soobin lo sintió enojado y no le emocionaba la idea.

—Yeonjun hyung. —lo llamó para que vea como sus lindas manos jugaban juntas al moverse y pensando que tal vez eso cambiaría su tono frío.— ¿Estás enojado?

El mayor sacudió la cabeza y le regaló a Soobin una sonrisa mostrando sus perlas blancas, arrugando su nariz y perdiendo sus ojitos; era hermoso, pero Soobin no sabía ni siquiera como podía llegar a describirlo. El castaño suspiró pesadamente y jugó con las hebras de Soobin entre sus dedos.

—No te preocupes por eso ahora, Soo. Entenderás cuando seas más grande. Lo prometo.

Palabras: 508.

editado: 21/05/2022.