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La última vez que Soobin vio a Yeonjun ni siquiera estuvo esperanzado en verlo

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La última vez que Soobin vio a Yeonjun ni siquiera estuvo esperanzado en verlo.

El día siguiente a su cumpleaños todos, sus primos, sus tías e incluso Hyuna ahjumma, su hijo mayor, Eunwoo, y Yeji decidieron aprovechar de la piscina en casa de su tía Somi antes de que se fueran en un par de días, e incluso hicieron mucha comida, pero su Yeonjun hyung nunca apareció. Ahjumma le había dicho a Soobin que había decidido quedarse en casa con su gatito, que había bebido mucho la noche anterior y que tenía una resaca horrible por la que ni siquiera había salido de su cama para otra cosa que no sea comer ramen e ir al baño en todo el día.

Y Soobin lo entendía en parte. Yeonjun era grande y los grandes hacían cosas como ir de fiesta y emborracharse con sus amigos.

Soobin no podía esperar para ser grande y acompañar a su hyung en esas cosas.

Lo que el pequeño castaño no sabía era que su hyung aparecería un día antes de que se regresara a Busan. Su tía Somi y sus abuelos le organizaron una cena de despedida a su madre, a su hermana y a él, prepararon mucha comida típica y también llevaron de los postres favoritos de Soobin, como su preciado pan dulce, y de Ryujin. El menor estaba encantado, estaba jugando con sus primos contemporáneos a su edad, Sunoo y Jungwon, con su hermanita, y Yeji, quien había llegado con Hyuna ahjumma y Eunwoo, mientras los adultos conversaban adentro y los chicos mayores, Taehyun, Jongseong y Heeseung, hablaban de temas como el instituto o sobre cómo una tal Chaeryoung estaba saliendo con una tal Yuna y se mostraban cosas en sus celulares.

Soobin ni siquiera tuvo tiempo de preguntar o pensar en el pelirosa ya que Ryujin estuvo muy pegajosa con él en esa noche.

Sin embargo, cuando escuchó su voz dentro de la casa, corrió lo más rápido que pudo a su encuentro. El mayor estaba hablando con su tía y cargaba un risita algo avergonzada en su rostro.

—¡Yeonjun hyung!

—¡Hola, bebé! —Soobin no se abrazó a su cadera por mucho tiempo ya que el mayor lo cargó para que pudiera abrazarlo cómodamente.— Lamento no haber podido venir el día de la piscina, ¿usaste un flotador?

Soobin sacudió la cabeza.

—Eunwoo hyung me cargó.

—Más le valía. —le sonrió ampliamente el mayor y este lo colocó otra vez en el suelo. Soobin había extrañado su sonrisa.

Pero no le gustó mucho que su sonrisa, esa que Soobin gustaba pensar que era sólo para él, se dirigió a alguien más, al chico parado tímidamente junto a a su hyung.

—Soobin, nene, tengo que presentarte a alguien. —el menor frunció el ceño cuando el mayor sostuvo el brazo del castaño ondulado junto a él para que diera un paso en frente, pero no lo soltó.— Él es Beomgyu, mi mejor amigo.

O, como Soobin lo conocía en su cabeza, Beomgyu, el tipo que besó a su hyung y lo hizo llorar.

—Hey, Soobin-ah. —el castaño se agachó un poco para mirar al pequeño y este ni siquiera se movía, mirándolo fijamente. Su voz era dulce y sus facciones delicadas, aún más cuando sonreía, sereno y bonito, e incluso proyectaba algo de ternura con sus ojos marrones y profundos. Era lindo, y eso enojaba a Soobin por alguna razón.— Yeonjun me contó mucho de ti.

Y aunque no le gustaba la idea del castaño estando allí, Soobin era un pequeño educado y amable para su propia desgracia.

—Un gusto conocerlo, Beomgyu-ssi.

—Ow, Soobin. —rio un poco el castaño mientras le acariciaba un poco el cabello. Soobin quería quitar su mano, pero su hyung los observaba con una linda sonrisa, no podría.— Puedes llamarme hyung, no hay razón de ser tan formal.

—Soobin es un poco tímido, Beomie. Es una ternurita.

—Así veo, Jun. —asintió, enderezándose y recibiendo un pequeño zape por parte del mayor tan pronto como estuvo derecho.— ¡Yah! ¿Por qué fue eso?

El pelirosa rodó los ojos.

—Soy un año mayor que tú, tonto. Respétame.

El castaño carcajeó y su hyung rió con él, su mano descansando naturalmente en el hombro del más bajo y su mirada fijada en el chico.

Soobin se sentía mal. Su cuerpo estaba allí, viéndolos frente a frente, pero era como estar viendo una película donde su hyung y el chico que lo hacía llorar eran los protagonistas mientras Soobin era un mero espectador, uno de tantos y nada especial.

Y eso no le gustaba, no cuando su hyung ni siquiera le prestaba atención por rodear a Beomgyu con su brazo.

—¡Yeonjun hyung! —Soobin fue obvio. Agarró la mano del mayor y lo alejó del castaño.

Pero esto sólo les pareció adorable.

—Está bien, está bien. Vamos con los demás. —el mayor acordó entrelazando sus dedos con los pequeños falanges de Soobin, sabiendo que eso le gustaba al pequeño.

Soobin hizo todo para no soltar la mano de su hyung.

Incluso mientras él había sentado, hombro a hombro, con Beomgyu, incluso mientras el pelirosa dejaba caer su frente en el regazo del castaño rizado al reír con fuerza, incluso mientras Yeonjun trataba de hacer reír a Beomgyu haciéndole cosquillas, incluso mientras el mayor acariciaba el cabello de su amigo, mirándolo fijamente a los ojos, incluso mientras ellos peleaban por el celular de Beomgyu y quedaban frente a frente, nariz a nariz, respiración con respiración, tratando uno de quitárselo al otro.

Incluso cuando la sonrisa de su hyung iba dirigida a otro, Soobin se aferró a su mano y sus promesas.

No importaba. Él crecería, se les uniría y entendería lo que los chicos grandes decían.

Soobin aún seguía siendo el bebé de su hyung.

Soobin aún seguía siendo el bebé de su hyung

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Palabras: 959.

editado: 21/05/2022.

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