Capítulo 1

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¿Por que cuando haces el bien... Recibes el mal?

Marinette Dupoing-Cheng era una azabache de 15 años, sus padres eran amorosos, tenía bastantes amigos, era delegada de su clase y tenía un crush, le gustaba diseñar ropa al igual que el color rosa, era algo torpe pero bondadosa.

Ella parecía una adolescente normal.

Con una vida normal.

Amigos normales.

Padres normales.

¿Cierto?..



—¡Auxilio! -Grito una mujer desde el interior de un edificio que estaba incendiándose.

Era muy peligroso que un bombero fuera a su rescate, parecía que nada se podría hacer cuando una silueta femenina vestida de mayormente rojo con motas negras ingresaba desde la ventana sin mostrar miedo o duda. Se acercó a la mujer que estaba en posición fetal sollozando.

—Hey.. Arriba, no es el final -Le dijo ayudándola a pararse y caminando hacia la ventana.

Logro sacarla de ahí hasta el suelo donde paramedicos atendían a la mujer que agradecía a la de traje moteado. Los reporteros rápidamente la rodearon para entrevistarla pero la heroína tan sólo les sonrió y, con ayuda de su yoyó, se fue del lugar.

Llegó hasta un balcón con plantas donde su transformación se deshizo en una luz roja y rosada dejando ver a una azabache de coletas.

—Buen trabajo Marinette -Halagó la kwami de la azabache.

—No es para tanto Tikki, sólo salvé a una mujer. Los bomberos salvaron a los demás -Le respondió Entrando a su habitación.

—Pero sin ti.. Esa mujer no vería la luz del sol otra vez -Le dijo dulcemente.

La azabache no dijo nada, aveces sentía que se le daba mucho crédito a cosas sin importancia que hacía siendo su alter ego sólo por ser "La grandiosa Ladybug".

—Hablando de luz del sol -Dijo viendo la hora. —Es bastante tarde, será mejor dormir -Le sonrió a su kwami.


Marinette no era una chica normal, ella era una heroína la cual se balanceaba entre los edificios y arriesgaba su vida por la de otros sin pedir nada a cambio además de también se la guardiana de los miraculous; joyas mágicas que otorgaban poder a sus portadores.

La azabache se acostó en su cama cerrando sus ojos, pasado varios minutos los volvió a abrir sin mostrar expresión alguna. Giro levemente su cabeza viendo a su kwami que dormía plácidamente, volvió a mirar hacia arriba viendo desde su tragaluz las estrellas.

Una sensación incómoda se instaló en su pecho, era un mal presentimiento y ella los odiaba por que cuando los tenía algo salía mal.

Algo salía muy mal...

~•°•~•°•~•°•~

—¡Marinette! -Grito Sabine desde el primer piso. —Vas a llegar tarde ¡Levantate ya!

Marinette se sentó de golpe mirando su celular verificando que su madre tenía razón, otra vez.

Se levantó corriendo alistándose para ir a clases mientras su kwami ordenaba la mochila de su portadora lo más rápido que podía.

La azabache se detuvo en seco al ver el calendario, se cumplían 6 años desde... El accidente....

Trago saliva intentando deshacer el nudo en su garganta para bajar lentamente otra vez. Miro a su madre que tenía una mirada dolida pero aún tenía una sonrisa para ella.

La abrazo buscando amor de madre recibiéndolo, su madre le decía cosas en chino que no entendía la mayoría pero si algunas. Últimamente estaba aprendiendo aquel idioma así que, a pesar de no entender mucho, se sintió agradecida por aquel consuelo.

Se separó lentamente sonriendo siendo correspondida para despedirse y seguir su camino. Nadie sabía lo que pasaba ese día sólo ella, su padre y su madre además de claro, sus abuelos.

Nadie jamás pregunto nada ya que los Dupoing-Cheng eran buenos fungiendo a tal grado que nadie notaba que ese día en especial necesitaban apoyo, sólo ellos..

Llegó a la escuela sonriendo sin sentir ganas realmente pero nadie lo noto.

—¡Chica! Al fin llegas -Le hablo Alya, su mejor amiga. —¡No creerás lo que pasó ayer! Ladybug salvo a... —Ahí fue cuando dejo de escucharla atentamente ya que el mal presentimiento aumentó al ver como la italiana llegaba a la clase con una sonrisa bastante... Sincera...

Con los años con ella conociéndola, dos años exactamente, había aprendido a diferenciar las expresiones falsas y las reales de la italiana y ella casi nunca sonreía de forma sincera.

Nunca.

Sólo cuando... Algo malo iba a hacer y la mayoría de esas cosas malas iban hacia ella.

La italiana la miro y aumento su sonrisa.

Ese no sería su día.

El regreso de una heroínaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin