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Se quitó los lentes, los limpió con el borde de su camisa que se desfajó y volvió a fajar de nuevo en el pantalón del uniforme y se los colocó otra vez.

Pero no, no sirvió de nada.

Jun, en cuclillas y de espaldas hacia él, acariciaba a un perro callejero que se le acercó. Y en la parte posterior de su cuello visible, en la piel que se notaba entre el cabello castaño y el cuello de la camisa blanca del uniforme, había un número 2. Otro número dorado. Brillando bajo el sol que iluminaba la bronceada piel del joven.

Wonwoo sonrió histéricamente y tuvo el impulso de girar sobre sus talones, entrar a su casa, subir a su habitación y tirarse en la cama para despertar de ese sueño tan raro.

Pero Jun se giró para verlo, al azabache que estaba de pie y con gesto compungido.

—¡Hola, capitán Jeon...! ¿Capitán Jeon? —Notó enseguida que algo andaba mal. Se puso de pie, dejando de acariciar al perro negro que estaba masticando una salchicha y se acercó a su amigo—. ¿Estás bien? Parece que viste a un fantasma. Soy Jun de carne y hueso, tu contramaestre —dijo, señalando su cuerpo varias veces con las manos de manera casi cómica.

Wonwoo se dio cuenta de que no tenía su gesto tranquilo habitual y agitó la cabeza.

—Ah, contramaestre Moon, un gusto.

—Contramaestre Wen.

—Contramestre Moon Junhui.

—Contramestre... Ah, olvídalo. —Rodó los ojos, pues siempre cedía y Wonwoo rió con ternura.

No sólo tenían el hábito de caminar de regreso a sus casas, sino que también iban juntos a la preparatoria. Aunque no entendía porque Jun se levantaba más temprano que él y caminaba hasta su casa que estaba más lejos, cuando Wonwoo simplemente podría ser el que se pasara por su hogar y de ahí ir directamente a la escuela.

Pero Jun le había dejado en claro que no le molestaba y que estaba bien así. Y si Jun pedía, Wonwoo otorgaba.

Había escuchado las quejas de Soonyoung de que consentía mucho a Jun. Y las aún más notorias quejas de Jihoon de que Wonwoo era el favorito de Jun.

¿Qué acaso todos celaban a Wen Junhui?

Se sacó esos pensamientos amargos porque había un tema más importante que no tenía toda su atención: Los números.

Hasta el día de ayer se había puesto a investigar de alucinaciones temporales e incluso le había preguntado a su madre si tenían antecedentes familiares de esquizofrenia o enfermedades mentales.

No, la verdad era que no. Y en cuanto a las alucinaciones, era muy difícil tener una alucinación visual y menos sin alguna patología. Tampoco se había drogado, nunca lo había hecho. No tenía fiebre y esperaba no tener algún tumor en alguna parte de su cerebro que le estuviera comprimiendo alguna estructura de su corteza cerebral. Se sentía tan sano que podía jurar que viviría más de 80 años si la vida iba bien y no sufría algún accidente.

Así que eso era de lo más extraño y él, como un amante de la ciencia y la lógica, no podía explicar aquello con nada de eso.

Jun era más mágico y creía en cosas porque su escepticismo no era tanto como en Wonwoo. ¿Pero por qué le tocaba a él experimentar eso? ¿Y por qué un número 2 otra vez?

Comenzaron a caminar bajo la sombra, el sol del mediodía sobre sus cabezas.

—Woah, hoy hace mucho calor.

Junhui se echó aire con las manos, agitando la parte delantera del cuello de su camisa.

—Y eso que es primavera, debería estar más fresco —dijo Wonwoo, aunque él no sentía el calor porque no le afectaba mucho.

En Tu Piel (WonHui)Onde histórias criam vida. Descubra agora