Elizabeth (Beth) Black-Williams hija de Sirius Black y Aurora Williams ha vivido toda su vida con su Padrino Severus Snape que la ha cuidado bajo petición de su madre al morir.
Beth vivió sus once años en paz y tranquilidad rodeada tanto de magia...
Al día siguiente despertó gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana, sentándose ahogo un bostezo mirando al rededor, Hermione ya se había levantado y la miraba con una sonrisa.
— Buenos días Beth, estaba a punto de levantarte — Dijo, Beth asintió estirando sus manos.
— Buenos días Hermione, no suelo dormir tanto la verdad —Sin más se levantó tomando su uniforme para darse una ducha y bajar al Gran comedor a desayunar.
Cuando ambas chicas llegaron el lugar estaba algo solo, las clases no comenzaban si no hasta las 8am, tomando asiento Beth se sirvió algo de cereales mirando al rededor para poder ver si veía a su Padrino.
No veía por ningún lado a Harry o a Ron y esperaba que ambos se hubieran levantado, después de que McGonagall entregó su horario divisó a su Padrino saliendo por la puerta, se despido de Hermione diciendo que la vería en la primera clase saliendo detrás de él.
— Profesor Snape —Elevó un poco la voz para hacerse escuchar, su padrino detuvo sus pasos al escucharla mientras la esperaba.
— Anoche ya no pudimos conversar, y quería darte los buenos días. — Comentó Beth mientras ambos caminaban por los pasillos que ya estaban empezando a llenarse de estudiantes.
— Felicidades por quedar en Gryffindor, tú madre estaría muy orgullosa de ti. — Beth le sonrió.
— Lamentó no haber quedado en tu casa «Mintió con una mueca » pero si lo que viene en la Historia de Hogwarts es cierta, no tengo ganas de levantarme con el calamar gigante mirando por la ventana.
Charlaron un rato más mientras ella le mostraba su horario, y su Padrino le decía como era cada profesor hasta que llegó la hora de la primera clase, se despidió tomando un camino diferente.
Beth entró a Transformaciones antes de que sonara la campana tomando asiento junto a Hermione, mirando al aula sin ver a Harry o Ron en ella.
— Esos tontos —Hablo en un susurro, ganándose una mirada de confusión de Hermione.
— Harry y Ron, seguro se quedaron dormidos —Explicó a la castaña cuando la profesora entró por la puerta.
Mientras escuchaba atenta los objetivos de la clase, Ron y Harry llegaron corriendo y algo agitados, Beth solo pudo negar con una sonrisa volviendo a poner atención.
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Los días eran algo parecido a su primer día, solo que esta vez ella entraba al cuarto de lo chicos a levantarlos aunque Hermione le hiciera mala cara.
