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El miércoles por la mañana, Ruth estaba nerviosa.
Sabía que vendría ese día y no se había sentido nerviosa durante los últimos días, pero cuando salió del Gran Comedor después del almuerzo, temió que Ruth conociera a su nuevo tutor.
Ella era buena con la gente nueva. La timidez nunca había sido un problema para ella. Pero la idea de esperar en la biblioteca para encontrarse con alguien que no conocía la asusta.
—Buena suerte—dijo Casper mientras se detenían antes de partir. —No le hagas pasar un mal rato a tu tutor.
—Depende de quién sea—respondió Ruth. —Disfruta la historia de la magia.
Ruth se dirigió hacia la biblioteca, su bolso se sentía anormalmente ligero, haciéndola sentir como si hubiera olvidado algo. Una rápida comprobación antes de entrar a la biblioteca le aseguró que no lo había hecho.
Hizo un recorrido rápido por la biblioteca, tratando de no parecer desagradable mientras estudiaba cada persona, para ver si estaba en su clase de Herbología.Cuando no pudo encontrar a nadie que pudiera ser su tutor, Ruth se sentó en una mesa al azar. Esperó unos buenos 10 minutos y la idea de ser olvidada fue asimilando lentamente.
—Lo siento, llego tarde.— Fred Weasley apareció y se sentó en el asiento junto a Ruth, quien lucía muy confundida.
—¿Eres mi tutor?.
—Ay,—comentó Fred. —Y aquí pensé que disfrutabas de mi compañía.
—No esperaba que vinieras—dijo Ruth, —No pensé que eras bueno en la escuela.
—Estos cumplidos son cada vez mejores, por favor continúen—dijo Fred arrastrando las palabras. —Tienes razón, no soy el mejor en la escuela, tengo cosas mucho mejores que hacer. Pero sería mejor que tú si fuera el tutor aquí.
Ruth suspiró. —Bien. Tú ganas
Fred sonrió triunfalmente. —Solo tengo dos consejos para ti: aprende el contenido del libro palabra por palabra y usa tu maldito sentido común.
Ruth enarcó una ceja. —¿Eso es todo lo que necesito hacer?
—Síp,—Fred hizo estallar la 'p' mientras se inclinaba hacia atrás en su silla.
—Si eso es todo lo que necesito saber, ¿por qué tenemos reuniones de tutores? Podrías haberme dicho eso en la clase de Herbología— dijo Ruth.
Fred se inclinó hacia atrás en la mesa con los brazos cruzados. —Podría haber volado algunas mandrágoras al comienzo del año, y Sprout dijo que podría hacer algunas tutorías para salir de la detención—explicó Fred. —Esto también me da notas extra para el E.X.T.A.S.I.S
—Bien—dijo Ruth. —¿Así que sales de la detención y obtienes crédito adicional, mientras yo todavía no apruebo mi examen de Herbología?.
Fred chasqueó la lengua. —No si sigues mi consejo, y además, dudo que quieras estudiar durante tu tiempo libre.
Ruth puso los ojos en blanco cuando Fred agarró su libro de Herbología y le envió un guiño descarado: —Así que nos reunimos con ella durante una hora el miércoles, informamos a Sprout de que todo va bien.
—¿Y qué hacemos durante esa hora todas las semanas?—Preguntó Ruth.
—Pasar el rato—dijo Fred
—¿Pasar el rato?.
—Hablar. Comunicarse. Charlar. Lo que hace la gente—explicó Fred dramáticamente.
—Bueno, nos quedan 34 minutos—dijo Ruth, comprobando la muñeca de Fred para ver la hora. —¿Sobre qué quieres comunicarme?.
Fred tarareaba mientras volvía la cabeza en busca de una respuesta, como si Ruth acabara de hacerle la pregunta más difícil del mundo.
—¿Cuál es tu color favorito?—Fred preguntó, después de un minuto de pensar.
Ruth arqueó una ceja —¿Es eso lo mejor que se te ocurre? ¿En serio?
Fred puso los ojos en blanco. —Solo responde la pregunta.
Ruth sonrió —Naranja.
Fred arqueó una ceja, mientras una sonrisa crecía en su rostro. —Espero que no estés enamorado de mí, Ash— dijo mientras se pasaba la mano por el cabello.
—No te hagas ilusiones—dijo Ruth. —Me refiero a la naranja del atardecer. No a la naranja zanahoria.
—Deberías ser una cumplidora profesional—dijo Fred sarcásticamente. —Eres tan buena en eso
—Lo consideraré—dijo Ruth, riendo mientras Fred escondía su rostro en sus brazos.
—Otra pregunta—dijo Fred, poniéndose de pie. —¿Por qué no te juntas con Poppy y Katrina?
Ruth no esperaba esa pregunta: —¿Cómo pasaste de una pregunta de color a esa?.
Fred miró hacia otro lado, —Creo que entonces hay mala sangre.
—No la hay—le aseguró Ruth, sin estar segura de si lo creía o no. Ha habido muchas ocasiones en las que Ruth creyó que sus hermanas la odiaban, ya que nunca estuvo involucrada en sus vidas. —Simplemente no caemos en la misma multitud.
—Bueno—dijo Fred, —probablemente seríamos amigos si salieras con ellos.
—Sí...—Ruth se calló. eso dolió
—Bueno, Ruth, parece que se acabó el tiempo—, anunció Fred, mirando su reloj de ella. —Te veré a esta hora la semana que viene.
—Para una lección más productiva, espero—dijo Ruth. Cuando Fred le envió una sonrisa de complicidad, ella negó con la cabeza divertida. —Entonces adiós.
Fred se fue y Ruth volvió a guardar el libro de Herbología sin usar en su bolso.Las situaciones eran buenas para su vida social, no para su futuro resultado de Herbología.
