Ruki vs Miyavi

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Aoi abrió los ojos, se había quedado dormido. Sintió hinchados los ojos de su conversación previa con Ayu, suspiró pensando en cómo había cambiado todo de pronto. Su venganza se había convertido en una misión de rescate y lo rectificó cuando se giró para ver al castaño dormido a su lado. Miró a la ventana para comprobar la hora, estaba seguro que todavía no amanecía. Uruha dormía boca abajo, con respiración tranquila; estaban muy juntos, tanto que el castaño en un solo movimiento podría tirarlo de la cama. Sonrió ante el pensamiento, retirándole un mechón rebelde de cabello que caía sobre sus ojos. Uruha se removió ante el contacto, al parecer tenía el sueño muy ligero y la verdad no le sorprendía en lo absoluto.

El castaño despertó poco a poco, Aoi se mordió el labio no era su intención despertarlo tampoco quería que volviera a dormir; tenían poco tiempo antes de que tuviera que salir de ahí y quería hablar con él. Uruha abrió mucho los ojos cuando se dio cuenta de lo qué estaba pasando y lo que Aoi había hecho, como si todos los recuerdos le hubieran llegado de golpe; trató de moverse pero su cuerpo tembló violentamente, estaba muy débil para hacer movimientos bruscos.

—Cálmate —le dijo Aoi con voz tranquila, no quería tocarlo pues corría el riesgo de causarle más daño.

Uruha dejó de moverse, suspiró—. No fue un sueño —dijo al confirmar que Aoi se encontraba a su lado—. Lo siento, no quería engañarte diciendo que soy chica, pero mi padre me obligó y las cosas se complicaron, si no quieres volver a hablarme —cerró los ojos como si el mero pensamiento le causara mas dolor que sus heridas.

—¿Por qué querría dejar de hablarte? —Se rió ante la ocurrencia del otro, suavizó su mirada de inmediato—. No me importa si eres hombre o mujer, creo que eres la criatura mas hermosa de este mundo —dijo aún acariciando su cabello, sintió a Uruha tensarse debajo de su toque—. Tengo que sacarte de aquí —observó la habitación que parecía salida de una película de terror, varias cuerdas y cadenas colgaban del techo, sin mencionar los diferentes instrumentos que había por todas partes.

Uruha negó, acomodándose mejor, era sumamente incómodo permanecer boca abajo, tampoco tenía mucha movilidad pero hizo lo mejor que pudo. Sintió el dolor punzarle la espalda y su pierna dolía horrores, fuera de eso su cabeza había dejado de darle vueltas, dormir esas pocas horas lo habían ayudado bastante. Si era honesto, tener a Aoi a un lado lo ponía mas nervioso que incluso las heridas, lo que había dicho, no podía discernir si era producto del dolor o el pelinegro hablaba en serio.

—No podemos huir —dijo Uruha finalmente logrando cubrir su cuerpo con una sábana—, nos perseguiría hasta matarnos —entrecerró los ojos—. Tu única oportunidad es ganar Guren, eso si hablas en serio —soltó una risita incómoda.

—Lo que me preocupa es lo que podría pasarte mientras llega ese momento —Aoi colocó su mano sobre la mejilla de Uruha quien lo miró sin entender sus intenciones—. Admito que es nuevo para mi, no había sentido nada por nadie desde... —miró a la pared—, creo que sentí atracción desde el primer momento, hablar contigo es mi parte favorita de todo este torneo. Me vuelvo loco de pensar que Yoshiki te ponga una mano encima, sé que es mucho para ti y no espero que sientas lo mismo, pero no puedo ignorarlo cuando hay tantas cosas en juego, cuando mañana podríamos estar muertos.

—No te preocupes, llevo muchos años aguantando a mi padre, podré soportarlo unos meses más —aseguró haciendo una mueca—. Tengo miedo de no ser lo que esperas, no hablo de ser una chica o no —dijo finalmente—, pero intentaré ser suficiente.

—Lo eres —aseguró el otro—, no quiero que aguantes más tiempo, un día de estos va a matarte. No quiero volverte a ver con él —dijo con verdadero desprecio.

Uruha sonrió ante la preocupación de Aoi, no iba a mentir diciendo que las palabras que acababa de pronunciar lo hacían la persona mas feliz, sin embargo, la situación era el perfecto ejemplo del por qué era una locura. No quería depositar sus esperanzas en Aoi, tampoco quería decepcionarlo, de pronto se sentía más roto de lo que el peligro merecía.

The True Murderous Intent [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora