Amigos

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Ruki contaba con quince años, contaba con varios cientos de órdenes de aprehensión, y más muertes que cualquiera que hubiera conocido. Se había vuelto famoso entre el bajo mundo, el número de personas que lo buscaban para obtener sus servicios incrementaba por semana, también el dinero, también la fama. Lo hacía por el dinero, sí, sin embargo amaba ser famoso, ser reconocido entre mafiosos y delincuentes, la forma en la que sus rostros reflejaban terror cada vez que él entraba a algún lugar.

Había matado por primera vez a la tierna edad de diez años, como un último recurso ante su padrastro abusivo. El hombre había matado a su madre a golpes esa noche y nada lo hubiera detenido de matar a Ruki, de no haber sido porque el chico fue más rápido al tomar una de las tantas botellas de alcohol tiradas en el piso. No fue fácil, no era como en la televisión, tuvo que utilizar mucha fuerza para poder cortar la garganta del hombre desmayado a sus pies, quien se había despertado a la mitad de su proeza. Ruki logró someterlo y asesinarlo llenándose de sangre en el proceso.

Después de matarlo, se quedó varias horas pensando qué hacer con ambos cuerpos. Trató de entender por qué no sentía tristeza ante lo que había ocurrido, al contrario, su corazón palpitaba de emoción por lo que había hecho, estar cubierto de sangre debía ser traumático pero él lo vio como un llamado a su verdadera vocación. No se molestó en limpiar nada, sólo a él, se cambió de ropa, hizo un pequeño equipaje y huyó de casa.

Desde entonces, no vivía en un lugar en específico, a veces aquí, a veces allá. Debía ser una sombra si quería conservar su trabajo y por supuesto no ser descubierto por la policía. Tenía mas ordenes de arresto que años cumplidos; además todas con diferentes nombres. Ninguno había sido capaz de relacionar todos sus asesinatos, pues en todos había usado una automática completamente distinta. Ni siquiera su forma de asesinar era la misma dos veces, le gustaba experimentar.

Claro, no era un psicópata. Lo había llegado a pensar, pero sí era capaz de entender que lo que había no estaba necesariamente bien y podía sentir empatía por las demás personas. Era por eso que jamás aceptaba un trabajo que involucrara a una persona inocente, él mataba por dinero a rivales de mafia, a asesinos como él mismo, ladrones, violadores. No era un justiciero, aceptaba el trabajo de parte de gente enferma de venganza o con una necesidad de poder y les cobraba por ayudarles. Hacía su propia investigación para asegurarse que nadie inocente saliera lastimado y con ese simple hecho, la gente lo había volteado a ver.

Era una noche de mayo, caminaba por una pequeña calle no muy transitada, acababa de llover; lo cual significaba que habría menos gente merodeando por ahí. No era exactamente el mejor de los barrios, pero había un restaurante por la zona que amaba y justo le apetecía ir a cenar ahí. Conocía incluso a los dueños, un malhumorado viejo y su callada esposa, quienes siempre lo recibían con una sonrisa y comida caliente.

Entró sacudiéndose el cabello de algunas pequeñas gotas de lluvia que aun caían, fue bien recibido, como siempre. Él no era de muchas palabras, así que se limitó a saludar con la cabeza y sentarse en su mesa favorita. Esperó a que la mesera de siempre llegara, esta vez fue un chico quien se acercó a atenderlo, nunca lo había visto antes y jamás lo olvidaría.

—Soy Nao —se presentó con una alegre sonrisa—. ¿Ya sabes que vas a ordenar?

—Me dicen Ruki —contestó con una sonrisa.

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—Lo siento —Ruki escuchó decir a Kai, quien se sentó a su lado en el piso mirando hacia el jardín—. No pretendía que tuviéramos poco menos que una discusión de pareja —sonrió ante la ocurrencia—. Es completamente válido que pienses que el amor es una estupidez, si es lo que piensas, adelante. No tenemos nada, ni pretendo que lo tengamos, no me mal entiendas. Sólo que de alguna forma a mi sí me gusta pensar que podemos enamorarnos de alguien y tener ese final medianamente feliz —se alzó de hombros.

The True Murderous Intent [The Gazette]Where stories live. Discover now