La chica del kimono

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Aoi abrió los ojos de golpe, no había dormido profundamente pero sí lo suficiente para descansar. Se giró a la pequeñísima ventana de la habitación para poder calcular la hora, no le sorprendió darse cuenta que aún no había amanecido, sin embargo percibió que afuera ya había bastante movimiento, muchos de los peleadores comenzaban sus entrenamientos desde la madrugada. Repasó qué debía hacer, la respuesta más obvia era entrenar pero por primera vez en tres años no quería hacerlo, al menos no a esas horas. Tal vez estar por fin en Guren, lo hacía sentir más tranquilo, calmaba sus demonios saber que pronto podría vengar a Ayu, podría vivir en paz sabiendo que Yoshiki estaba muerto.

Se decidió a levantarse, tal vez podría simplemente deambular por la enorme casa; entre más supiera de su enemigo más ventaja tendría sobre él. A pesar de que había pasado todo el tiempo entrenando para ese torneo, la mayor parte de su tiempo libre lo había utilizado para investigar a Yoshiki Hayashi y a sus sirvientes. Para ese momento sabía a la perfección que solo dos de ellos participarían en el torneo, uno de ellos era Reita, a quién también debía matar; el otro era un chico llamado Tora.

Sabía que Yoshiki traficaba droga y ponía disposición de altas esferas del gobierno a sus sirvientes para que sirvieran como mercenarios. Sin embargo lo que nunca había sabido de su enemigo era que tuviera una hija, en realidad nada se sabía de una familia, Aoi siempre había asumido que el hombre era un mafioso sin sentimientos que no le importaba en lo absoluto los demás, ¿si tenía una hija significaba que también tenía una esposa? Aunque aquello no debía importarle demasiado, podía cambiar las cosas, tal vez él mismo podría tomar venganza usando a su hija, hacer sufrir a Yoshiki como él mismo había sufrido por su novia.

Salió de la habitación después de vestirse con un pantalón y una camisa sencilla, caminó sin rumbo fijo pensando en las noches en vela que había pasado después de la muerte de Ayu, las veces que se había dormido sólo por cansancio cuando se había permitido llorar hasta quedarse sin aliento. Pensó en sus huesos rotos por entrenar sin descanso, dispuesto a volverse el mejor, las veces que practicó hasta sangrar e incluso Ruki lo detenía para que comiera algo.

Mientras caminaba pensó en buscar a Ruki, hablar con él pues entrenar por las mañanas no iba con el mercenario, siempre decía que prefería matar antes del desayuno para aprovechar mejor los alimentos. Sonrió ante el recuerdo, su amigo era un enfermo, un enfermo que le había salvado la vida e incluso lo había vuelto un mejor peleador, con sus consejos, algunas enseñanzas y volviéndose su compañero de entrenamiento, nadie podía seguir su ritmo como Ruki.

Dio vueltas por la propiedad, encontrándose con varios peleadores a los que reconoció de la noche anterior, algunos se dirigían a entrenar y otros solo paseaban como él. Según las reglas, solo la habitación de la hija estaba prohibida y obvio no tenía idea de dónde se encontraba aquello y no podía importarle menos, prefería saber donde estaba la oficina de Yoshiki, tal vez podría encontrar información que le fuera útil contra él.

Giró a la derecha y escuchó un ruido sordo. Imaginó de inmediato que era otro de los peleadores entrenando, pero algo mas llamó su atención. Aquel pasillo no era como los otros, no era gris con poca iluminación, este tenia las paredes pintadas, e incluso las cortinas decoradas, estaban cerradas con cuidado. Seguramente estaba muy cerca de las habitaciones de los residentes de aquella casa, sonrió sin querer imaginando la reacción de Yoshiki al saber que su hija había muerto a manos de Aoi, no lo haría, al menos no por el momento, pero no por eso sus fantasías disminuyeron a medida que se acercaba a una puerta para inspeccionarla.

Corría un gran riesgo de encontrarse con Reita o peor, sin embargo su curiosidad por aquel ruido, pudo más. Abrió la primera puerta a su alcance pero no encontró nada, es más parecía vacía, otro ruido en la habitación de a lado volvió a llamar su atención. Cerró la primera puerta detrás de él y se acercó a la otra puerta, estiró la mano un poco dubitativo, si se encontraba con Yoshiki estaría en problemas y no quería echarlo a perder tan rápido.

The True Murderous Intent [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora