Judíos

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Al fin Kyle había logrado sonsacarle a Sharon el paradero de Stan Marsh, todos creyeron qué hacerle saber a Kyle el estado mental de su amigo le heriría de alguna forma.

¡Todos estaban siendo endemoniadamente cuidadosos con él!

De todas formas, era más preocupante para Kyle saber que su mejor amigo de toda la vida estaba catatónico en un hospital que ridículamente estaba siendo llamado: "La nueva Alemania", de hecho, todos los locales estaban adoptando ese nombre. Como si esos putos alemanes solo le quisieran recalcar a South Park que todo aquello ahora les pertenecía, lo que hacía enervar a Kyle.

Como fuera, Kyle fue al centro hospitalario apretando los puños de la rabia y cuando lo dejaron entrar a la sala solo pudo quedarse varios minutos viendo la figura tendida sobre la camilla.

Stan seguía con los ojos abiertos de par en par sin ningún punto fijo al que mirar, sus ojos solo se bailaban desde un punto al otro lo que solo hacía que el pelirrojo sintiera unos escalofríos inmensos. Lejos de eso, le habían contado que Stan Marsh había estado sin mediar palabra ni probar bocado toda aquella semana en la que Kyle Broflowski se la había pasado en la seguridad de su hogar.

- Stan- Kyle al fin se dignó a hacer algo más aparte de observarlo y tomó su mano.

En algún lugar había oído que eso ayudaba a las personas en coma, aunque realmente no fuera la situación de su mejor amigo. Que loco era todo aquello.

El pelirrojo no fue capaz de permanecer en el lugar más de diez minutos sin sentirse un capullo por no ser capaz de llorar, es decir, Stan estaba jodido y Kyle solo lo observaba con tanta impasibilidad que estaba comenzando a creer que pronto se convertiría en Cartman.

Cartman.

[...]

Eric Cartman era algo así como el villano de toda aquella historia, y aunque Kyle no pretendía ser el héroe de una ridícula novela de ficción si que quería hacer algo para ayudar a todos sus amigos. Empezaría por algo tan sencillo como visitar a Stan todos los días y hacer más ameno su letargo, le contaría historias todos los días e intentaría despertar algo de ánimo en el cerebro de Stan. Quizás así se recuperaría.

Aunque por mucho que jodiera a Kyle, por el momento no era capaz de ofrecer algún tipo de ayuda. No es como si en un día pudiera devolver a South Park a su antigua gloria, una gloria enfermiza pero al fin y al cabo el tipo de gloria que Broflowski disfrutaba.

El pelirrojo volvió a coger el sombrero que anteriormente había dejado reposar sobre el sofá de cuero, inesperadamente muy propio de un hospital y se fue de la sala. El suelo del sitio estaba repleto de baldosas y eso solo le hacía pensar cuan frío se debía sentir quedarse allí por más de un día. Ya en el exterior a Kyle le dio un escalofrío, no sabía cuando demonios había comenzado a nevar pero South Park teñido de blanco era incluso más deprimente y solo le generaba un extraño sentimiento de tristeza.

Kyle arrastró los pies por la nieve sin ningún rumbo y cuando llegó a un sitio donde todo color que sus ojos alcanzaban a ver era blanco, se tiró en la nieve. Era todo tan frío, tan irrealista; Kyle solo adoptó posición fetal y se quedó recostado sobre la heladora manta nívea.

No sabía si temblaba por frío, o porque tenía tantas emociones contenidas que ya no sabía cómo darles forma.

- Sabía que te encontraría aquí- una voz peculiarmente suave retumbó en sus oídos y a su lado Eric Cartman estaba tomando lugar.

Aquel gordo solo se había acostado a su lado en la nieve, como si quisiera hablar con él pero sin decir realmente mucho. Sólo con ambos mirando el cielo nublado, Kyle pensando en por qué Cartman actuaba tan extraño y Eric solo perdido en algún mundo de eterna noche en cualquier rincón de su mente.

Aires de CúpidoWhere stories live. Discover now