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▪︎El cazador de Avonlea▪︎

1 semana después...

Cole despertó en la cama de Gilbert, el sol golpeaba sutilmente la ventana, las cortinas se movían rápidamente con el viento.

Cole estaba en la casa de Gilbert hace unos días, le había preguntado a Josephine si se podía ir a quedar unos días con el, a lo que Josephine aceptó.

El exámen de admisión de la universidad sería en unos días por lo cual Cole se encontraba estudiando mucho. Quería dar lo mejor de él ya que sus sueños dependían de ese exámen.

Apenas se despertó, se bañó y cepillo sus dientes, tenían que ir a acompañar Gilbert al banco de Charlottetown.

Cole bajó las escaleras y allí lo encontró.  Gilbert estaba sirviéndole una taza de café con una sonrisa de oreja a oreja.

- Buenos días dormilón. Dijo Gilbert mientras colocaba la taza de café en su lugar

- Buenos días, hoy te levantaste más temprano? preguntó Cole mientras se acercaba a Gilbert y besaba sus labios suavemente.

- Si, tenía que preparar la carroza.

- En cuantos minutos más nos vamos?

- Después de desayunar esta bien. Gilbert sonrió y besó la mano de Cole.

ambos se sentaron y comenzaron a comer unas deliciosas tostadas con miel, la misma miel que Gilbert había cosechado.

Al cabo de unos minutos ya habían terminado de comer y se estaban alistando para ir a Charlottetown.

- Me ayudas con esta chaqueta? preguntó Cole.

- Claro. Dijo Cole.

Gilbert tomó la chaqueta y ayudó a colocarla en los brazos de Cole para luego subirla y ajustarla.
después de esto Gilbert tomó la cintura de Cole y besó su cuello.

- Listo. susurró Gilbert.

- Gracias. susurró Cole, quien volteó y abrazó a Gilbert.

- Vamos? preguntó Gilbert

- Si, vamos. Respondió Cole.

Ambos caminaron hacia la puerta de salida, subieron a la carroza y emprendieron su viaje hacia la estación de trenes para poder ir a Charlottetown.

Cuando iban de camino se encontraron con un grupo de hombres que llevaba una carroza llena de niños gritando, la imágen era horrible, los pequeños hablaban en un lengua extraña mientras lloraban y intentaban huir de la carroza que llevaba unos barrotes de hierro para evitar que escaparan.

Cole y Gilbert comprendieron que eran niños indios, se sorprendieron mucho y detuvieron su carroza para hablar con los hombres.

- No! que sucede? pregunto Cole exaltado.

De pronto el hombre que lideraba a los demás se detuvo y miró punzante hacía Cole.

- Estamos llevando a estos salvajes a la civilización, para que se transformen en personas de bien bajo el nombre del señor, Hay algún problema con eso? preguntó desafiante.

- Ellos no quieren, que hay de su familia? preguntó  Gilbert bajándose de la carroza y acercándose al caballo del hombre.

- Dios será su familia. Ahora apártate niño, o te apartaré yo, cualquiera que interfiera en la misión de la iglesia es un enemigo de Dios!

Gilbert empuñó sus manos y miró al hombre con una cara desafiante, se quedó así unos segundos, hasta que decidió apartarse, pensó que no era una buena idea desafiar a tantos hombres armados, no terminaría bien.