🌹•XIV○Capítulo Catorce

1 0 0
                                    

. 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 .M I FLOR 🌹•XIV○Capítulo Catorce. 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 . 💮 .

Imagen creada por en .

¡Es un nuevo día! Mi despertar es distinto. Siento el cuerpo con un calambre muscular, por ello, me remuevo incomoda y abro los ojos, despacio para intentar adaptarme a una realidad desconocida y hallar a una persona llena de alegría mirándome fijamente.

Ubico con determinación al hombre de mis sueños e ilusiones, Maximiliano D'Angelo. Él se desenvuelve cocinando con una pasión increíble, llevando un delantal rojo y se mueve animadamente mezclando y licuando un montón de alimentos desconocidos, pero que lejanos a mí, representan un buen aspecto y tienen un buen olor

-¡Buenos días, dormilona!-Pronuncia entre dientes, deteniéndose un poco para verme, luego se acerca a paso ligero. Deposita un beso en mi cabeza

-¿Qué hora es?-Pregunto. Me remuevo en el mueble.

-06:30 am, preciosa. –Expresa. Minutos después irrumpe en la sala la pequeña terremoto de Gala. La pequeña demuestra un gesto de amor inesperado.

-¡Tía, despiértate!-Grita a todo pulmón. Empieza a saltar a mi lado con alegría. Finalmente no podré dormir.

-Dejemos a la tía Ro descansar un poco y preparemos el desayuno.-Explica Maximiliano. Vuelvo a cerrar los ojos, siento unos labios en mi mejilla besarme y unos pequeños brazos envolverme en un suave gesto. Concilio el sueño un rato más.

Trascurre un tiempo fenomenal en la cómoda sala con sábanas de algodón. Soy despertada por unos gritos de Gala, ella ríe sosteniendo un vaso de leche de almendras.

-Tita, ¿Podemos comer ya?-Interroga, más bien pide.

-Sí, nena. Iré a cepillarme los dientes y volveré. –Anuncié.

Efectivamente cepillo mis dientes, peino mi cabello, lo dejo suelto y observo con atención mi reflejo en el espejo. Vuelvo a la cama donde me espera una ansiosa Gala y un contento Maximiliano. Desayunamos una receta de porridge, viendo una película que Gala nunca había visto de Disney, La Bella y la Bestia captura su atención, así que aprovechamos para hablar acerca de cómo podíamos pasar el día juntos.

Decidimos alistar todo para salir a un parque de atracciones para niños y adultos. Maximiliano se da una ducha fresca, mientras ayudo a vestir a Gala con un conjunto de Carters rosado, unas cangrejeras de Gioseppo Kids, la peino con unas trenzas largas, le rocío perfume infantil de la princesa Disney Bella, el envase es en forma de corazón. ¡Ella se siente feliz al mirarse en el espejo! Me pide que le tome una fotografía, posa como una modelo profesional y me agradece.

Después de estar listos, vamos a mi casa para vestirme. Maximiliano y Gala me esperan en la cocina preparando algunos snacks saludables, antes de irnos a nuestro destino. Opto por outfit lucir un vestido que se amoldaba a mi figura de Good American, unas botas Chelsea de plataforma negras de H&M. Mi cabello lo rizo con la rizadora Babyliss. Mi maquillaje ese día es sencillo, aunque estreno labial líquido de Maybelline.

Cuando salgo a la sala encuentro una estampa conmovedora: Maximiliano enseñando a Gala a cocinar. De repente, siento mi corazón detenerse por una inminente emoción. ¡Es precioso! Le tomó una fotografía y decido al instante colocarla al desbloquear mi teléfono.

-¿Nos vamos?-Pregunto, interrumpiendo el mágico momento. Gala salta de la emoción a mis brazos.

Vamos en el auto por toda la ciudad escuchando por primera vez con Gala, un disco nada infantil, sino un disco de Romeo Santos. Llegamos en treinta minutos, al parque de atracciones. Pagamos la entrada al parque, alquilamos un coche de bebé porque Gala no realiza trayectos largos. Empezamos ingresando a Gala emocionada en un tren, tras eso, fuimos a carritos chocones, una montaña rusa, un juego de apuntar, disparar y ganar, pero no ganamos nada. Después de muchas atracciones, tomamos un rato para descansar, nos detuvimos para comer los snacks que hicieron en casa los cocineros.

-¡Qué bonita familia tiene!-Dijo una mujer rubia, sacándonos una sonrisa. Cuando estuvimos a punto de responder, la señora se había marchado.

-¿A que le tienes miedo?-Interrogó Maximiliano. Esa pregunta fue repentina, pero valió la pena, porque nuestros temores muchas veces nos impiden disfrutar a plenitud, pero ahí están.

-Si te digo... No te vas reír, ¿Verdad?-Mascullé entre dientes.

-¿Cómo crees?-Respondió. Para mí no era nada fácil, decir mis miedos.

Me inmovilicé de solo pensarlo. Me incorporé en uno de los asientos, suspiré con pesar

-A los payasos, desde niña no me inspiraban nada bueno. –Confesé. Lo miré y solté una lágrima.

-Pues, no tengas tanta vergüenza conmigo. Yo tengo miedo a las arañas. –Reveló.

Caminamos un rato más por el parque, nos marchamos a casa después de Gala haberse montado en los columpios y repetidas veces estar en la arena.

Pasamos un día maravilloso. Cada momento era mejor que el otro, simplemente no podía ser real, pero me limité a disfrutar. Ese día descubrí que todos tenemos temores, fobias y que ni el mismísimo Maximiliano era un ser humano perfecto.

MI FLORWhere stories live. Discover now