Klano| Por culpa de las expectativas.

Capítulo 21|¿Stitch?

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—Si Khun Tin khrab. Claro, yo cuidaré de Ai'Can, te avisaré si aparece una amenaza y descuida tampoco tienes que preocuparte por mi, yo tengo a mi P'Techno.—Kla habló en el celular.

[Gracias Nong Kengkla, eres un chico de confianza, si trabajas para mi en vigilar a Can, estaré en deuda contigo, cumpliré cualquier petición que gustes cuando regrese a Bangkok. Debo irme.]

Pese a ser palabras buenas, su tono de voz seguía siendo digno de su apodo "rey del hielo." El hombre que no tiene ninguna emoción dulce a menos que seas su meloncito futbolero.

Al colgar, se dirigió rumbo a las canchas de fútbol en búsqueda de su amado, ni siquiera había bajado las escaleras cuando un par de alumnas lo detuvieron para transmitirle el recado que les hizo pasar un nuevo profesor.

Enfermería. Techno.

Dos palabras que lo hicieron correr de regreso.

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Techno despertó con un repiquete molesto dentro de su cabeza, para su suerte logró calmarse al abrir los ojos y acostumbrarse al anaranjado atardecer  que tiñen las paredes de la enfermería.

Buscó al rededor, no encontró a nadie cerca, ni la enfermera, ni el maestro que con anterioridad le había dado los medicamentos, los cuales hicieron un gran efecto. Finalmente posó su vista en la mesita a su lado, precisamente en una cajita rosa de vitaminas, misma que tiene una notita pegada.

«Lo siento P'Techno.
Atte: Ram»

No sabia como sentirse respecto al hombre que con anterioridad confesó sus sentimientos por P'Techno. Para ser sinceros, P'No lo olvidó, pasaba tanto tiempo con Kla que hasta se olvidaba de que clase le tocaba a primera hora los lunes.

Techno es un angelito piadoso, por lo que al leer esa notita se olvidó del mal rato que le hizo pasar aquel día. Ram se arrepentía y eso era suficiente para Techno, no había razón para odiarlo.

El mayor intentó ponerse de pie, bajó sus dos piernas, dio un saltito y cayó al frente. De no haber sido porque un par de brazos lo rodearon de la cintura se hubiera golpeado contra el suelo.

—¡P'No!—Kla llegó justo a tiempo para salvarlo, de un movimiento lo cargó entre sus brazos, subiéndolo de regreso a la camilla.—No te fuerces en caminar, todavía tienes fiebre y mareos.

—¿Cuándo llegaste Kla?—El mayor se sonrojó más de lo habitual. Su lobito lo cubrió con la cobija y acomodó la almohada.

—Hace dos horas. Tuve que llamar a tu madre para avisarle sobre tu condición, se ha ido por cuestiones de trabajo a un pueblo cercano, por lo que me pidió que cuidara de ti bonito.—Agarró con cariño su manita, sentándose en un banco cercano, el cual hace dos horas usó para vigilar de cerca la carita de su enamorado durmiendo y a parte para verificar que no empeorara su fiebre.—P'Mamá dijo que es mi culpa que P'No esté así.