LXIII: Hopeless.

4.1K 381 44
                                    

Llevé la botella con agua a mis labios dando un trago largo, mientras que recargaba mi espalda en el tronco del árbol tras de mi. Tomé aquél sombrero de sheriff que aún yacía en mi cabeza y comencé a darme un poco de aire con él. No tenía idea de cuanto tiempo había estado caminando, eran cerca de las 12 del medio día y hacía mucho calor.
En serio, mucho calor. Y eso no ayudaba para nada a mi constante dolor de cabeza.

Detuve mis movimientos para observar con melancolía aquél sombrero.
Habían pasado cerca de tres meses desde aquél incidente. Tres meses y dolía aún como el primer día.
Meses, tratando de sobrevivir con poca comida y medicamentos, moviéndonos constantemente con la esperanza de encontrar a los que solían ser parte de nuestra familia.
Pero en el fondo, poco a poco nos quedábamos sin esperanzas.
Es difícil encontrar algo, que no tienes idea en donde buscar.
Tal como ir tocando a ciegas la pared, esperando encontrar una puerta.

Mi mirada se alzó con cansancio, logrando ver una pequeña granja a unos metros. Una sonrisa no tardó en aparecer en mi rostro. Sin duda aquella granja lucía abandonada, pero tenía esperanzas de que hubiese algo de utilidad ahí. Coloqué el sombrero en mi cabeza y comencé a caminar hacia la granja. Tomé mi arma y apunté con ella a medida que me acercaba a la puerta principal. Miré a mi alrededor, asegurándome que me encontraba sola. Guardé mi arma y tomé mi cuchillo al escuchar unos cuantos gruñidos de caminantes dentro. Abrí un poco la puerta, dejando un pequeño espacio para permitir que saliera solo un caminante a la vez, pues estaba demasiado cansada como para pelear con un grupo de ellos y era más que seguro que perdería en estas condiciones.
Fruncí mi ceño al ver salir a —lo que fue alguna vez— un hombre con uniforme de soldado, éste se acercó a mi y sin dudarlo, atravesé su cráneo. Repetí mi acción con los otros cuatro caminantes que comenzaban a salir, curiosamente todos vestían igual. Una vez que me aseguré que no había más, entré. Me quedé sobre mi lugar durante unos segundos al ver el interior. Algunos cadáveres de soldados yacían en el piso, completamente devorados, mientras que sangre seca adornaba tanto a las paredes como al suelo. Mi nariz se arrugó al instante, éste lugar tenía un horrible olor a putrefacción. Uigh.

Avancé un poco más, entrando a lo que parecía ser una oficina.
¿Una oficina en una granja?
Extraño.

Había papeles regados por todo el escritorio. Analicé el cuarto con mi mirada, tratando de encontrar algo más. Mis ojos se detuvieron en un gran cuadro sobre la pared. Enarqué una ceja al pensarlo.

¿Debería?

Solo pasa en las películas... pero puede ser una posibilidad.

Sí. Claro que debería.

Sin pensarlo una vez más bajé aquél cuadro de un golpe, dejándome ver lo que estaba escondido detrás de éste.

Sin pensarlo una vez más bajé aquél cuadro de un golpe, dejándome ver lo que estaba escondido detrás de éste

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi ceño se frunció al leer las notas que estaban sobre él, escritas con plumón.

"Todos estamos infectados"

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora