XXII: Everything will be fine.

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Lancé la pequeña pelota de Max con fuerza, el cuál fue tras ella como un rayo.
—Lo siento, Sophie. —Murmuró Enid a mi lado. —Perdón por haber desconfiado de ti. Creí que Ron y tu...

—Solo fue un mal entendido. Todo está bien ¿de acuerdo? —Hablé con una pequeña sonrisa, ella sonrió y asintió. —Aunque si me duele que hayas creído que yo iba a salir con Ron después de que me dijeras que te gustaba. —Solté mientras llevaba mi mano a mi corazón, dramáticamente.

Ella sonrió apenada.
—Lo siento.

—Está bien. —Reí, tomando nuevamente la pelota del hocico de Max para después volver a lanzarla lejos.

Enid llevó su vista hacia algún lugar de Alexandria.
—¿Qué mierda? —Murmuró.

Giré mi vista con curiosidad. Dos chicos a lo lejos. Parecían estar peleando. Mi corazón comenzó a acelerarse al reconocer los rostros de aquellos chicos. Carl y Ron. Mierda.
Corrí rápidamente hacia ellos con Enid tras de mi. Carl empujó a Ron, haciéndolo caer.

—¡Hey! ¡Basta! —Les dije mientras tomaba a Carl de su antebrazo, alejándolo de Ron

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—¡Hey! ¡Basta! —Les dije mientras tomaba a Carl de su antebrazo, alejándolo de Ron.

Me paré frente a Carl, con el ceño fruncido. Pude notar como el ojiazul tenía un poco de sangre en su labio inferior, aunque debo admitir que Ron estaba muchísimo peor pues su nariz sangraba al igual que sus labios.

Sin siquiera decir una palabra Carl acomodó su camisa, dió media vuelta y comenzó a caminar lejos de nosotros.

Miré a Enid

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Miré a Enid. Ella asintió levemente mientras ayudaba a Ron a ponerse de pie.
El rubio tan solo me dió una mirada que no pude comprender al ver como comenzaba a caminar detrás de Carl.

—Carl. —Lo llamé, pero siguió caminando. —¡Carl! —Él se detuvo, dio un suspiro y se giró. Fruncí mi ceño una vez más, realmente no entendía una mierda. —¿Qué fue lo que pasó?

Él intentó fruncir sus labios, pero hizo una mueca de dolor. La sangre comenzó a salir una vez más de su herida.
—Ven conmigo. —Murmuré mientras tomaba su mano y caminaba hacia mi casa. Tomé las cosas necesarias y nos sentamos sobre el sillón. Tomé un poco de algodón y agua oxigenada. —¿Me puedes decir que fue lo que sucedió? —Pregunté a la vez que me acercaba a su rostro y ponía el algodón sobre su labio inferior.

Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora