LXVI: Unstable.

3.7K 383 63
                                    

Quité aquél sombrero de mi cabeza y miré hacia el espejo frente a mi. Solté un suspiro largo mientras miraba detalladamente mi reflejo.
Las manchas de suciedad en cada parte de mi rostro, mi pelo amarrado en una coleta completamente despeinada, la cicatriz en mi mejilla, las ojeras debajo de mis ojos y las lagrimas saliendo de ellos...
Todo un completo desastre.

Abrí aquél gabinete, viendo con detenimiento los objetos que se encontraban guardados detrás del espejo. Alcé mi mano, tomando un peine de madera y unas tijeras de acero para después cerrarlo, dejándome ver mi reflejo frente al espejo una vez más. Retiré la liga de mi cabello, deshaciendo la coleta y dejando caer mi melena castaña sobre mis hombros. Bajé mi mirada hacia las tijeras sobre mi mano, comenzando un debate en mi cabeza.

—¿Necesitas ayuda? —Una voz femenina me hizo sobresaltar. Llevé mi vista hacia la puerta, encontrándome con la mujer de pelo plata frente a mi. —Lo siento, no quise asustarte. —Se excusó con una pequeña sonrisa en su rostro. —Toqué la puerta antes de entrar, pero creo que no me has escuchado.

Negué levemente, quitando las lágrimas de mis mejillas.
—Tranquila, está bien.

—¿Piensas cortarlo? —Me preguntó, mirando las tijeras sobre mi mano.

—Yo... no estoy segura. —Respondí, negando levemente con mi cabeza. —No sé cómo hacerlo.

—Puedo hacerlo por ti, si gustas.

—¿Sí?

—¡Claro! Nunca viene mal un cambio, ni estando en medio de un Apocalipsis. —Sonrió. —Además, el pelo corto es mucho más cómodo. Créeme.

Sonreí levemente, asintiendo.
—Me parece bien.

Carol se colocó detrás de mi, mojó un poco el peine de madera y comenzó a peinar mi cabello, logrando desenredarlo. Tomó aquellas tijeras y comenzó a cortarlo poco a poco.

—¿Lo aprendiste antes de todo esto? —Solté, rompiendo aquél silencio que comenzaba a formarse.

Ella me miró a través de espejo y asintió.
—Solía cortárselo a mi hija. —Habló, sin borrar aquella sonrisa de su rostro.

—No sabía que tenías una hija. —Respondí con cierta sorpresa en mi voz. —Ella debe estar muy orgullosa de ti. —Solté honestamente. Ella sonrió y bajó su mirada al instante. —Lo lamento. —Murmuré. —No quise...

—No, está bien. —Me interrumpió, quitando aquellas lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos para después sonreír ampliamente. —De hecho, su nombre era similar al tuyo. Sophia. —Confesó. —Fue muy amiga de Carl cuando él apenas era un niño.

Intenté sonreír pero sabía que eso no estaba ni cerca de parecer una sonrisa. Mi mente había vuelto a aquella discusión con Ashton.

Carol pareció notarlo y un pequeño suspiro salió de sus labios.
—A pesar de que ha pasado mucho tiempo, la muerte de Sophia sigue siendo algo muy duro para mi. Y sé que todo lo que ha pasado, ha sido un golpe muy duro para ti. —Soltó. —Pero las cosas pasan por alguna razón, Sophie. Por algún motivo, tu sigues aquí.

—Propósitos. —Solté en un murmuro.
Había escuchado eso tantas veces.

Carol asintió.
—Mi madre solía decirme que si el dolor aún no terminaba, era porque algo te seguía enseñando. —Respondió. —Y cuando ese dolor termine, todo estará bien.

"Todo estará bien"
Era la misma mentira que mantenía en mi cabeza todos los días.
Suspiré profundamente.
Pensé en aquello una y otra vez, buscando algún motivo por el cual seguía aquí, pero solo conseguía sentirme tan vacía por dentro...

Tan jodidamente inestable.

—Listo. —La voz de Carol me hizo volver a la realidad.

Miré mi reflejo en el espejo, notando que ahora mi melena castaña acababa justo por encima de mis hombros.
—Te ves hermosa, Sophie. —Me sonrió y no dudé en imitar su acción.

—Muchas gracias, Carol. —Respondí. —Te ha quedado genial.

—Bajaré a hacer algo de comer. —Soltó mientras colocaba los objetos nuevamente en su lugar. —¿Vienes?

Fruncí mi ceño.
Sinceramente, no tenía ánimos de bajar después de aquella discusión pues sabía que Ashton se encontraba ahí aún, y eso sería realmente incómodo para los dos.
—Quizás más tarde.

Carol asintió, tomó el pomo de la puerta pero volvió su vista hacia mi antes de abrirla.

—Sophie... sé que la intención de Ashton no fue hacerte sentir mal. Él tan solo está pasando por un momento difícil al igual que tú. Es un buen chico y hace todo esto porque le importas. —Soltó.

Asentí.
—Lo sé.

—¿Puedo darte un consejo? —Preguntó a lo que asentí sin dudar. —No trates de apresurar las cosas, por favor. Sé que si yo hubiera perdido a mi hija de la manera en la que tú perdiste a tu hermano, también hubiese hecho lo mismo que tú, buscaría a los salvadores sin descanso alguno, con tal de hacerles pagar pero créeme que esa no es la mejor manera... no arriesgando tu vida de esa forma. —Pronunció. —Todo pasará cuando tenga que pasar. Solo dale tiempo al tiempo y te aseguro que los salvadores pagarán por todo el daño que han hecho. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero lo harán... Estoy segura.

(...)

—¿Estás bien? —Preguntó Jack, obligándome a apartar la vista del bosque frente a mi.

—Sí, solo necesitaba un poco de aire.—Respondí, asintiendo. —Aún me duele un poco la cabeza.

Jack se sentó a mi lado, justo enfrente de la entrada principal de aquella casa.
—Sophie... —Él calló por unos segundos para dar una mirada rápida alrededor, asegurándose de que alguien no estuviese cerca. —¿Está todo bien? Te he notado muy diferente desde la pelea con Ashton hace un par de semanas.

Asentí, volviendo mi vista al frente.
—Sí. —Me limité a responder.

Jack soltó un suspiro largo.
—Has cambiado y no me refiero a tu nuevo corte de cabello, es tu actitud. No eres la Sophie que yo solía conocer. —Confesó. —Solo quiero saber la razón. Aún soy tu mejor amigo, ¿lo recuerdas?

Fruncí mi ceño, mirando mis dedos.
—Solo he estado pensando en muchas cosas. —Murmuré. —Y estoy haciendo mi mayor esfuerzo, en serio...

Jack me miró algo confundido.
—¿A qué te refieres?

—He tratado de ser la persona más fuerte... —Respondí, sintiendo un gran nudo en mi garganta. —Pero es difícil cuando me he sentido tan débil.

El silencio inundó el lugar durante un par de segundos hasta que Jack habló nuevamente.
—Oye, está bien sentirse mal a veces, no tienes que ser positiva todo el tiempo. —Pronunció. —Ser fuerte no significa no llorar o no sufrir, al contrario. Ser fuerte es perderse y aún así, encontrar el camino de vuelta.


—Está bien perderse a veces... —Encogió sus hombros. —Siempre y cuando sepas cómo regresar.

 —Siempre y cuando sepas cómo regresar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Always | Carl Grimes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora