Capitulo 9

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Sus rostros estaban lo suficientemente cerca como para sentir un poco del suave respirar de los dos, captando además su olor corporal. Ella, olía a esencia de vainilla, ni muy fuerte ni muy débil, sino que tenía el grado perfecto, mientras el, aún tenía una tenue fragancia de su colonia cara y un toque a menta, ambos se sintieron embriagados.
Senku mandaba instruciones a su cuerpo para moverse pero este no le respondía, más bien, iba cortando distancia muy lentamente y se preguntó  así mismo que demonios estaba haciendo. Aquellos pozos de agua de tonalidad azulada verdosa como ojos, lo observaban expectantes, poseídos por la conmoción, curiosidad y después..... anheló. Descubrir aquello fue una sorpresa para el, cualquiera que estuviera en la situación en la que se encontraba ella lo alejaría y se disculparia, tratando de sanjar todo pero no.

Era como si ella aceptará cualquier resultado que el impusiera, y por lo que imaginaba, era que cortará la distancia y la besara, de inmediato poso sus ojos en aquellos labios cereza, se veían tan suaves pero......¿ sabrían igual que dicha fruta?.
Kohaku estaba igual o peor, su razonamiento ya no estaba, solamente estaba aquella idea de querer probar aquellos labios de cierto tono rosacio, estando  cerca pudo notar ese sutil color en ellos,  su corazón latía cual tambor y el de el no quedaba atrás. Sus mejillas ardían y se sintió cohibida por aquellos rubíes que parecían más oscuros y con cierto brilló.
Ambos eran un desastre de emociones, pero tenían algo en claro, querían saber cómo se sentiría probarse. La tensión en el ambiente era palpable, senku paso de sus labios a su cuello y más abajo, sintiendo sus mejillas arder un poco cuando notó que la camisa de entrenamiento de kohaku, al ser grande para ella, las mangas estaban caídas lo suficiente para dejar al descubierto su blavicula y parte de su pecho.
Ooh, este día estaba usando un sostén blanco de encaje que le quedaba más que bien. Pero al ver más detalladamente pudo notar las sutiles cicatrices en sus hombros, fruncio el ceño, una punzada de ira brotó de si para ser reemplazada por tristeza. No imaginaba cuanto dolor habrá pasado y que aún sigue en ella, porque sabía, que aquellas marcas no solo estaban en su cuerpo sino que también en su interior y una pequeña parte de su ser quería besarlas y así, al menos, quitar un poco de aquel dolor. Se sorprendió de lo jodidamente cursi que podía ser.
Apartó su mirar no sin antes hacerse un recordatorio de hacer sufrir a aquel que le hizo tal daño, claro, Ibara sería el primero y ya sospechaba de otro pero tendría paciencia, pronto lo averiguaria todo. Miro de nuevo aquellos pozos profundos, ella seguía igual, quieta, espectante, esperando su accionar. Y de nuevo se preguntó qué demonios estaba haciendo. ¿Desde cuándo había perdido su razonamiento con una mujer?. El jamás se dejaba llevar por pensamientos ridículos o emociones innecesarias pero con kohaku era diferente y eso solamente lo confundió más. Sintió un pequeño roze en su nariz y noto que ahora estaban más cerca, hasta el punto en que sus narices se tocaban pero no solo eso, sino también su pecho y el suave de ella. Además de eso, sentía la calidez de su cuerpo y su respiración.

—S-senku.....—solto su nombre en un tembloroso suspiró y con eso su autocontrol se rompió.

A la mierda todo, desde que la conoció una parte de él se sintió a traído por ella y todo este tiempo conviviendo, conociéndose, manteniendo un sutil acercamiento, mirando más allá de su ser. Con ella se sentía a gusto, tranquilo, jamás se había sentido así y mucho menos por alguien del sexo femenino.
No. Ella no era cualquier mujer, ella es diferente.
Estaba a punto de romper la distanciando cuando ella fue más rápida y lo hizo, lo beso, sosprendiendolo por su iniciativa.

Tal como kohaku supuso, los labios de senku era suaves y cálidos y aunque fue solo un pequeño roze, sintió mariposas en su estómago y una corriente por su cuerpo y que apostaba que el también sintió lo mismo.
Senku quedó estático, no se movió y después de algunos segundos que para ambos fueron horas, ella se separó lentamente con su rostro pintado de carmín, apartando la mirada cohibida. Los minutos pasaban y senku aún no salia de la conmoción, aunque el había querido dar el acercamiento, ella se le adelanto y lo hizo primero, lo sorprendió de sobre manera y su cerebro aún estaba trabajando procesando todo lo ocurrido. Pero esto ella malinterpreto su silencio con rechazó y de inmediato el brillo en sus ojos desapareció y fue reemplazado por una oscura tristeza y aquel picor de las lágrimas queriendo salir.

Amar a un Yakuza Where stories live. Discover now