Capitulo 10

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El sol resplandecía con fervor, una brisa cálida revoloteaba acariciando su rostro. Respiró profundo, olía a flores, a margaritas específicamente, observo aquel hermoso prado lleno de intensos colores y observo el brillante cielo, hermoso cielo. Estaba arriba de una colina, y al bajar su mirar pudo observar a su padre, su hermana y a su madre, aquella mujer de tierna sonrisa quien llevaba su vestido favorito color salmón y un sombrero sensillo que la protegía del sol.

Ella la miro y elevando un poco su tono de voz le indico que el almuerzo ya estaba listo y que bajara, ella con entusiasmo bajo siendo regañada por ella en el proceso, alegando que podría tropezar y lastimarse respondiendole que eso no pasaría. Aquella mujer de cabello rubio y hermosos ojos azules les sirvió sus alimentos y degustaron de ellos sobre una manta suave acomodada en el verde pasto y ya satisfechos recostarse relajándose y disfrutando de la sombra del árbol plantado en ese lugar, su hermana a la par mientras su padre se recargaba en el tronco y su madre, junto a ella acariciándo con suavidad sus cabellos taradeando una suave melodía, no paso mucho tiempo para que sus párpados se cerrarán.

Despertó, aún seguían en ese lugar, ya se estaba ocultando el sol. Su hermana y su padre aún dormían plácidamente, sonrió enternecida pero luego sintió que algo o alguien faltaba, su madre. Miro alrededor y no estaba, se paró y camino por los alrededores pero no la encontraba, su desesperación surgió, debía encontrarla rápido porque ya casi se irían a casa pero no lo lograba. Después de unos minutos la vio, estaba cerca de un campo de gilasoles, siempre fueron sus favoritas, al sentirse aliviada corrió a dónde ella estaba llamándole  haciendola voltear y regalarle una radiante sonrisa que gracias a su exelente vista pudo apreciar pero que está paso a ser triste y Kohaku no sabía el porqué.
Corrió más rápido pero nunca llegaba, el camino se extendía más a pesar de que su madre no se movía, corrió con todas sus fuerzas pero jamás llegó ni aún asi no apartaba su vista de ella, de repente su progenitora empezó a mover los labios, le estaba diciendo algo y cuando terminó lágrimas se deslizaron por sus mejilla, regalando le otra de sus hermosas sonrisas para después entrar al gran campo amarillo. Para ese punto sus ojos aguamarina ya estaban desbordados de lágrimas, le gritaba que no se fuera, que la esperara pero no llegaba y su madre ya no la escuchaba pero a pesar que sus piernas ya no podían más y sus pulmones comenzaban a colapsar no se detuvo, siguió y siguió y de la nada todo se oscureció.








Sus ojos se abrieron desmenuzada mente, el sudor recorría todo su cuerpo y el aire le faltaba a sus pulmones al punto de ahogarse. Lucho para recuperar el control haciendo inhalaciones profundas y ya un poco calmada se dió cuenta de su entorno, estaba en su habitación, solo ella y nadie más, sabía que su hermana estaba durmiendo tranquila en su cuarto  y que eran las tres de la mañana, muy temprano para su gusto. Rebobino las imágenes de su reciente sueño y recordando que ese fue el último paseo que hicieron en familia y que este era el lugar favorito de su madre debido que ahí se encontraba un gran campo de gilasoles, flores que adoraba y que eran una de sus favoritas, el último recuerdo feliz en dónde compartieron y que dos semanas después de ese día le diagnosticaron el cáncer. No pudo evitar que sus ojos se nublaran ante las lágrimas estancadas en ellos.

Durante todo este tiempo, ha tenido el mismo sueño cada año, específicamente, el día del aniversario de muerte de su madre. Al principio lo sintió normal que soñara con eso puesto que era uno de sus más preciados recuerdos pero este se distorsionaba cuando su madre entraba al campo de flores y ella corría sin poder alcanzarla además de que ella lloraba y le sonreia como si fuera la última vez diciéndole algo que nunca supo que fué. El patrón se repetía todos los años, mismo sueño, misma fecha, siempre era lo mismo y francamente eso había empezado a cansarle.

Se volvió a recostar en su mullida cama, mirando el techo, pensando si tratar la manera de volver a dormir pero que al final sería inútil porqué no conseguiría reconsiciliar el sueño por más que lo intentará, francamente su cuerpo había adoptado esta rutina para este día y lastimosamente no podía hacer nada. Ya no quería deprimirse más así que optó por revisar su teléfono y ver la agenda para este día, aunque en este se lo toma libre pero no quería quedarse en casa, sentia que se ahogaría si se quedaba en ella,  el trabajo sería una buena distracción para si al menos no estar enfocada en aquella opresión en su corazón. Solo rogaba al cielo no romperse más este día porque aún no había podido recojer sus otros trozos de todos esos años.

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⏰ Last updated: Oct 29, 2021 ⏰

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