Capitulo 3

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El viaje de la empresa a su casa lo sintió pasar demasiado rápido, en apenas diez minutos ya habían llegado y era recibido por los empleados, subordinados y demás personal como era costumbre. La casa ese estilo tradicional japones de dos plantas, media cincuenta metros de ancho y sesenta y cinco de largo, la entrada principal de encontraba del lado izquierdo mientras que el portón estaba del lado derecho, pintada de un color blando, el techo era de teja color oscura, contaba con  tres baños, diez habitaciones, un estudio con biblioteca, una estancia de descanso y un gran jardín trasero con un bello estanque con peces koi, una buena casa debía admitir.

 Antes que nada le comunico a taiju sobre la invitación del cretino capitán y que este los pasaría sacando a las nueve, sin mas su amigo fue a casa a prepararse no sin antes despedirse de el. Era cierto que era su guardaespaldas y su deber era cuidarlo siempre pero también el grandulón podía divertirse de vez en cuando, tampoco era un tirano(bueno un poco). Ahora lo que mas quería era tomar un baño relajante para liberar la tensión en su cuerpo acumulado ese día. Si bien era cierto que trabajaba en su laboratorio la mayoría del tiempo, también administraba la empresa, asistía a reuniones o firmaba algunos contratos que fueran prometedores para sus ganancias y su viejo se encargaba de lo demás, técnicamente se repartían cincuenta y cincuenta pero ahí días donde el nivel de estrés supera el limite.

Ya sintiéndose renovado decidió cambiarse de una sola vez, escogiendo una camisa formal roja con los primeros dos botones sueltos, un pantalón negro. Se dirigió a la sala de estar tomando asiento en uno de los cómodos cojines en el piso de tatami y para matar el tiempo reviso los informes de los ingresos en las ventas de esa semana además de otras cosas y así mañana descansaba de hacerlo. Estaba muy concentrado leyendo cuando escucho el gran portón de la casa abrirse y los empleados exclamaron un "bienvenido jefe, gracias por el trabajo de hoy", obviamente era su padre y no paso mucho tiempo para que este apareciera ante su presencia.

-Bienvenido viejo.

- ¡Senku, hijo!. ¿Hace cuanto llegaste?- Le pregunto dándole un abrazo en el proceso.

- Hace unas dos horas, eran las cinco cuando llegue. Me sorprende que pudieras venir temprano hoy, ¿no que tenias asuntos que atender y por eso llegarías tarde?.

-Jeje, pues los resolví antes. Además soy el jefe y si quiero salgo temprano o no voy a trabajar- Haciendo un medio puchero. Parecía un niño haciendo berrinche pero así era el.

-Ah no viejo,ni lo pienses. La ultima vez, te fuiste de vacaciones sin avisarme y yo tuve que encargarme de toda esta mierda y te advertí que si volvías hacer lo mismo le diría a lilian que te la pasabas acosándola- diciéndole de modo amenazante.

-¡No! no lo hagas!. ¡Pensara que soy como uno de sus fanáticos pervertidos! -suplicandole con pánico.

-No lo se lo diré. Pero si vuelves hacerlo otra vez ya sabes lo que pasara- advirtió a su padre de manera siniestra.

-¡Esta bien! no lo haré. Cielos, mi hijo es mas amenazante que yo,jajaja- soltando una carcajada.

-Ademas,¿ cuando tendrás los cojones para declarartele? si se nota que babeas por ella- afirmando pero su padre solo soltó un suspiro frustrado.

Lillian Weinberg era una famosa cantante, hermosa,con una personalidad espontánea y amable. Su padre la conoció en la fiesta de uno de sus socios, volviéndose muy amigos, pero después de un tiempo pudo notar que a su viejo le gustaba pero no tenia el valor para decírselo.

-No es tan fácil senku. Lillian no sabe de mis negocios en el bajo mundo y se que cuando lo sepa saldrá corriendo y no querrá volver a verme nunca. No quiero eso, prefiero seguir a si aun que solo sea como su amigo.

Amar a un Yakuza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora