Engaño [HyunMin] -III

X

Hyunjin

Renjun tuvo las cosas bajo control en la oficina principal, tal como sabía que lo haría. Esperé a su lado, con las manos metidas en los bolsillos traseros, mientras él regateaba con la mujer de mediana edad detrás del mostrador sobre los precios de las habitaciones. Mientras iban y venían, pensé en SeungMin y en la misión que íbamos a emprender juntos.

Me desplegaron y pasé tiempo en el extranjero. Estuve bajo fuego y fui el que disparó. Había tomado vidas antes. No era algo en lo que intentara pensar, pero era una faceta inevitable de lo que era.

Independientemente de mi experiencia, me encontré aterrorizado.

Por primera vez en mi vida adulta, tenía una familia. No solo había encontrado a mi hermano perdido, Junnie, sino que también había conocido a su compañero y al pequeño grupo del que formaba parte. Conocí a la nana Sunny de Ren, que me adoptó en el acto y prometió nunca, nunca hornear para mí. Pero, lo más importante, conocí a SeungMin, mi compañero.

Dejé que ese conocimiento me atravesara. Toda mi vida había sabido que algo era extraño en mí, pero hasta que él apareció, nunca lo puse todo junto. Los alfas y los omegas eran raros, y ser uno de ellos...saber lo que significaba...

Conocí mi canción del corazón e íbamos a tener un hijo.

Ir a la guerra no me había asustado tanto como la idea de criar a un hijo o hija. Nunca antes me había importado entrar en combate porque siempre supe que no habría nadie para extrañarme si muriera. Nadie había dependido de mí. Ahora, en nueve cortos meses, conocería la vida que dependería de mí durante la mayor parte de dos décadas.

¿Qué sucedería si me pasara algo?

Peor que eso, ¿qué pasaría si algo le sucediera a SeungMin?

Miré por encima del hombro por la ventana de la oficina. Los guerreros dragón y su rey estaban apiñados alrededor del estacionamiento afuera, hablando y riendo. Vislumbré la cara de SeungMin. Tenía una sonrisa educada y se reía junto con los demás, pero por su lenguaje corporal me di cuenta de que estaba incómodo. Probablemente estaba pasando por las mismas emociones que yo. No me había estado buscando y no pude evitar sentir que le había tirado un paquete enorme y pesado en la vida.

No quería nada más que hacerlo feliz y protegerlo, y en un día en nuestra relación, ya estaba haciendo un trabajo de mierda.

Contraje mis hombros y aparté la vista de la ventana. Más que nada, necesitaba calmarme y pensar. Las emociones sólo me arrastrarían hacia abajo y me impedirían tomar decisiones racionales. Necesitaba asegurarme de abordar esto lo más lógicamente posible para poder tomarlas medidas apropiadas.

—Eso está bien —dijo Renjun abruptamente. Estaba en medio de una conversación con el empleado del motel. Me había perdido la mayor parte de lo que él había dicho, mientras pensaba—. Por favor, cargue mi tarjeta por dos noches por cada habitación—.