Engaño [HyunMin] -III

XXIV

Seungmin

¿Chanyeol? Pregunté con incredulidad, incapaz de quitarle los ojos de encima. Escaneé su sien en busca de un dispositivo, pero no vi nada. Sus ojos todavía parpadeaban con la vida, y por lo que pude ver, se parecía al mismo hombre que había conocido desde hace mucho tiempo: nadie lo estaba controlando. Lo que hizo, lo hizo por su propia voluntad. ¿Cuál es el significado de esto? Qué-

Antes de que pudiera terminar mi oración, el dolor atravesó mi cuerpo, originándose en mis omóplatos. Reprimí un grito y giré la cabeza para mirar lo que estaba sucediendo. Mis alas, una vez orgullosas y fuertes, empezaban a curvarse con la edad como hojas desecadas. Se hicieron mayores a un ritmo tan rápido que estaba seguro, en poco tiempo, se secarían y se convertirían en polvo. Antes de que eso pudiera suceder, comencé a transformarme nuevamente en mi forma humana.

Chanyeol nunca antes había usado sus dones draconianos contra de mí, pero ahora sabía de su poder. Deseé nunca sentir un dolor así de nuevo.

—Deberías haber dejado que te matara, Seungmin —dijo Chanyeol. Su voz cambió, pero no estaba seguro de cómo. Tenía que haber algún tipo de tecnología oculta cosida en la parte delantera de su capa, o posiblemente en el cuello de su camisa—. Hubiera sido más fácil de esa manera—.

—¿Qué estás diciendo? ¿Quién te está haciendo hacer estas cosas, Chanyeol? El resto de nosotros nos hemos despertado. Podemos salvarte. Ya no necesitas escuchar a quien te está amenazando, podemos luchar por ti—.

—Siempre te consideré el más inteligente del grupo, pero parece que todavía no eres más que un tonto. —Chanyeol sacudió la cabeza lentamente.— Nadie me está controlando. Nadie me dice que haga nada en absoluto. He hecho esta organización mía, y la he moldeado a mi voluntad. ¿Los hombres de aquí? Están bajo mi mando. Tengo el control y gobierno un ejército... un reino—.

Se me heló la sangre.

—¿Qué estás diciendo?—

—Seré el único de los antiguos que queden —dijo Chanyeol. Su voz era fría, como si me considerara una criatura inferior que quería exterminar, no un viejo amigo que le había pedido consejo en más de una ocasión—. La edad de los dragones terminó no porque los draconianos fueran débiles, sino porque se volvieron demasiado complacientes. Pasamos de ser los más temidos depredadores, reyes del universo, a criaturas torpes y de corazón blando que se preocupaban demasiado por la comodidad de otras razas. No debería haber sorprendido a nadie que la guerra estallara como lo hizo. Somos una raza de guerreros, de individuos fuertes y capaces con jerarquías estrictas—.

—Eso no es cierto—.

Chanyeol me miró con disgusto.

—Por supuesto que pensarías eso. Le dije a Markus que no te ascendiera, que hacerlo sería una afrenta a la santidad de la familia real. Un omega no tiene lugar como guerrero dragón para el Príncipe Heredero, ni siquiera uno que se vea y se comporte como un alfa—.