Engaño [HyunMin] -III

XXVIII

Seungmin

Me llevé el trozo de tela a los labios y dejé que mi lengua entrara en contacto con la sangre. La firma pertenecía a Chanyeol: ahora la reconocí tan claramente como la reconocí durante nuestra misión al tesoro. Pero ahora, probé esa firma, aislando las cosas que distinguían la sangre de cualquier otro ser vivo, cosas que sólo yo podía sentir, ver y oír. Me incliné sobre esos hilos, trazándolos de nuevo, siguiendo su viaje... y luego, mientras el resto del mundo se desangraba a mi alrededor, apareció una imagen ante mis ojos. Era algo que nunca pensé buscar, y algo que desearía no haber tenido que ver nunca.

Chanyeol, debilitado, tropezó cuando salió de la estrecha rendija de la caverna en la que nos habíamos refugiado hace tantos años. Entrecerró los ojos para protegerse de la luz intensa y respiró hondo, luego se echó a reír y reír hasta que su voz fue ronca y su garganta seca. Se tambaleó hacia adelante y se dirigió al bosque, caminando, aparentemente imperturbable, que nos había dejado a todos congelados en estasis y atrapados en la piedra.

La escena cambió. Chanyeol se sentó en una habitación en algún lugar que no reconocí. Se sentó frente a un hombre vestido con un uniforme rígido, pequeños alfileres rectangulares en los hombros y el pecho de su chaqueta. Tenían una conversación, lo sabía, pero no podía escuchar las palabras. Chanyeol las había ahogado, ocultándolas incluso de su propia memoria.

El hombre estaba en medio de una oración cuando su rostro se retorció de dolor y miedo. Vi como Chanyeol drenaba la vida de su cuerpo, envejeciéndolo décadas en un corto período de tiempo. Empujó más y más, hasta que la piel del hombre se estiró delgada contra su hueso y sus ojos se hundieron en su cabeza. Lo dejó hecho una cáscara, un esqueleto con piel seca y delgada. Su corazón viejo y tenso se detuvo. Chanyeol sacó un cartel de su escritorio, con un nombre inscrito, y lo tiró a la basura. Luego, con calma, se puso de pie y tomó la chaqueta del hombre. Cuando la escena se desvaneció, se la puso y la ajustó para que se asentara sobre sus hombros.

Hubo una reunión con otros hombres de aspecto oficial, una asamblea con hombres que creía que eran cazadores. Su llegada a la Base Alpina, el omega cautivo a su lado, el pico ya atravesó su cráneo...

Todo lo que vi fue lo que ya sabía. Chanyeol nos había traicionado, y estaba usando el Gremio de Cazadores como una forma de revertir el mundo a lo que una vez había sido: borrar a nuestro rey progresista, Mark, y reintroducir las condiciones arcaicas que la raza draconiana había cumplido.

Entonces cavé más profundo.

Seguí su historia al revés, hasta ese momento hace miles de años cuando entramos en la cueva, convencido de que el enemigo todavía estaba detrás de nosotros. Mientras nos acurrucamos en la esquina para protección, Chanyeol estaba detrás de nosotros, el más débil y, por lo tanto, el menos accesible. Vi como convocó la fuerza mágica desde dentro de sí mismo, concentrándola hasta que no pudo aguantar más. La explosión de magia resultante de su cuerpo detonó como una bomba, convirtiendo nuestros cuerpos en cáscaras ancianas que apenas se aferran a la vida. El estasis nos golpeó de inmediato, y al mismo tiempo, el regalo protector de Chan entró en acción. Nos convirtió en piedra, protegiendo nuestra carne vulnerable y manteniéndonos arraigados en su lugar, nada más que estatuas en una cueva oscura, fuera de la vista y fuera de la mente.