𝐇𝐃𝐀 || Creyeron que habían triunfado, pero fue todo lo contrario.
Los susurradores habían ganado la batalla, las comunidades cayeron en desgracia y solo Carl Grimes logró sobrevivir. Ahora estaba con su soledad, peleando contra todo, o eso creía...
"...Como todas las cosas buenas que les ocurrieron en su larga vida, aquella fortuna desmandada tuvo origen en la casualidad..."
"Cien años de soledad" - Gabriel García Márquez
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Carl POV
3 años después
La alarma chillona activo mi cerebro gracias a la audición. Sin embargo, cuando tenía que referirme al resto de mi cuerpo, sentía la decepción de asegurar que debido al cansancio de una noche de insomnio donde apenas había descansado 3 horas, este no respondía a querer moverse bajo ningún punto de vista.
Sentí la obligación de pedirle a mi brazo junto a mi mano que se elevaran, yendo por intuición hasta donde se encontraba el aparato que daba un pitido constante para apagarlo desde su botón principal. Al obtener silencio, me sentí con la libertad de acomodarme en la cama, girándome hacia un costado y estirando un poco mis piernas para adentrarme a un renovado sueño profundo; pero mi movimiento fue rápidamente detenido cuando presencie a otra persona a mi lado, frunciendo el entrecejo y abriendo de inmediato mis ojos en búsqueda de que mi mente recordara a quién demonios había traído ahora.
Un cuerpo femenino cubierto con una sábana blanca por la mitad, me dejaba ver a simple vista la espalda desnuda y cabellera castaña clara de Natalie caer como cascada detrás de ella. Maldije dentro de mí al rememorar los tragos y como la invité a mi departamento en estado de ebriedad, olvidándome de su presencia luego de haber tenido sexo horas atrás. Mi cabeza sentía algunas punzadas por la resaca, sentándome sobre el colchón con incomodidad para pasar mi mano por mi cabello y barba, haciendo énfasis en ella para acariciarla con molestia debido a mis actitudes estúpidas.
Quite las sabanas de mi cuerpo, colocando mis pies sobre la alfombra y tomando mi bóxer que estaba cerca de ellos. Me lo coloque, agradeciendo que la fémina continuara dormida para dirigirme al baño y abrir el grifo de agua fría como el hielo, recogiéndola con las palmas de mis manos unidas y lanzándomela para despertarme por completo. Regresándome un recuerdo importante que había olvidado e ignorado por completo, convirtiéndome el doble de imbécil de lo que ya era.
La reunión con el squand.
Gruñí con molestia, secándome el rostro para salir del baño y tomar ropa de mi armario al igual que mi sombrero que descansaba en la cajonera. Golpee las puertas y abrí la cortina para que el sol ilumine por completo el ambiente, escuchando los quejidos de la castaña, ante mi brusquedad para despertarla.
