q u i n c e

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SeokMin se quedó estático al escuchar la voz gruesa y, a la vez, suave de Jun. Después de unos segundos en silencio, por fin el moreno reaccionó. Movió sus ojos al rostro de Jun, y en efecto, tenía los ojos abiertos.

SeokMin pensó que podría ser su fin. Sin embargo, se atrevió a usar una excusa a pesar de todo.

—Polvo, había polvo en tu mano —Sopló en el dorso, y en seguida sonrió para encubrir la verdad— ¿Lo vez? Solo era polvo.

—Como sea.

Jun se incorporó, estirando sus brazos y torso para quitarse la pereza después de un largo rato durmiendo. SeokMin se impresionó un poco por lo normal que se tomó la situación.

—Creí que te molestarías.

— ¿Terminaste?

El pelirrojo le dio una mirada afilada, cuál le caracterizaba, y SeokMin asintió a pesar de no saber a lo que se refería.

Al término de la asesoría, Jun se fue primero como la mayoría de las veces, pero cuando SeokMin acabó de guardar sus pertenencias se percató de un juego de llaves debajo de su libro.

SeokMin lo tomó, apreciando el objeto. Este tenía un llavero en forma de flor de cerezo colgando.

Sin dudas, era de Jun.

El moreno se apresuró, tomando menos de dos minutos salir de la biblioteca. Corrió por la jardinera, buscando las hebras bermejas cerca de su radar. Estuvo a punto de darse por vencido, pero cerca de la fuente, lo vio doblar la esquina de un local.

Siguió la ruta del mayor, llevándolo a una plaza comercial no tan lejos. Entró buscando con la vista al pelirrojo. Hasta ese momento, SeokMin pensó que pudo haberlo llamado antes de hacer la locura de empezar a seguirlo.

Lo vio acercarse a una cafetería. SeokMin lo observó a lo lejos escondiéndose detrás de una planta. Se veía dudoso de entrar, mostrando expresiones, que para SeokMin, fue extraño de apreciar. Jun siempre se mostraba imponente con su frialdad en la escuela o solo cuando se trataba de estar con él, pero el Jun que ahora observaba, había calidez en su rostro.

SeokMin se cuestionó el por qué. ¿Acaso le agradaba demasiado el café como para poner ese tipo de expresión?

Jun se dio el coraje de entrar, y a los pocos minutos salió con su envase y con una tenue sonrisa. SeokMin quedó perplejo.

Cuando SeokMin perdió al mayor entre la gente caminando, entró a la cafetería. Observó el interior de este, no era muy grande y veía que no había algo que fuese especial para que Jun sonriera de esa manera. Se acercó al mostrador con una linda sonrisa.

— ¿Puede darme la misma orden que el hermoso chico de cabello rojo acabo de salir? —SeokMin enchino sus ojos mientras esperaba una respuesta— Por favor.

Ladeó su cabeza con ternura y el joven detrás del mostrador sintió que podría tener un derrame nasal en cualquier momento.

SeokMin obtuvo su envase, y se destinó a tomar un sorbo.

Latte mediano con una porción de chocolate derretido al fondo.

Encaprichado de que un café era tan especial para hacer sonreír a Jun, salió pensando en lo celoso que estaba y deseando con demasiadas ganas en ser un latte mediano para ser la razón de su sonrisa. Pero lo que no se imaginó, fue que el alto detrás del mostrador lo era.

SeokMin encontró a Jun después de un rato caminando, este estaba conversando con otro chico. Todo parecía normal mientras se acercaba, no hasta que los vio abrazarse con añoro. 

Su respiración se acortó, aún así, tomo la valentía de dar los últimos pasos.

—Jun —pico el hombro para llamar su atención. Jun se volteó, encontrándose con SeokMin, pero no era el mismo de siempre, el brillo en los ojos del menor había desaparecido. No dijo nada, sabía que lo había encontrado abrazo a alguien más, y aunque seguía pensando que SeokMin era irritante, por qué tenía esa necesidad de aclarar la situación— Olvidaste tus llaves. Te estuve buscando, toma.

—Gracias.

Jun noto la actitud rara de SeokMin, el moreno no paraba de evitar su mirada, como si estuviese avergonzado.

— ¿Vas a presentarnos? —El otro joven apuesto, preguntó sin llegar a tener una respuesta— Me llamo MingHao, probablemente has escuchado de mí, soy el chico que Jun no puede dejar de pensar. ¿Tú eres...?

—Oh, yo soy... —SeokMin miró al pelirrojo de reojo y vio como bajaba su vista por la incomodidad— soy... Nadie. Y-ya debo irme.

MingHao se carcajeo una vez que SeokMin salió de su campo de visión —Es lindo, pero qué respuesta más mezquina —empujo con su hombro a Jun y alzó sus cejas juguetonamente— se ve que se muere por ti.

Destino ➮ᏚeokᎻuiWhere stories live. Discover now