Capítulo 3: El dormitorio del rey

350 46 8
                                    

- ¿Que hizo qué? ¡Tráiganlo!

Harry vio a los guardias desaparecer y con Draco entre ellos. Si estaba asustado, no lo demostraba en absoluto. Se bajó de su "trono" y se posicionó frente a él.

- ¿Qué hiciste?

- ¿De qué hablas? – Dijo en un tono altivo

Harry ladeo la cabeza y examinó su cuello. Era verdad, no tenía nada. Pasó su pulgar por la piel, tratando de quitar cualquier ocultamiento que tuviera.

- ¡Suelta! ¡Me haces daño!

Harry separó su mano inmediatamente, como si le hubiera quemado; tal vez había sido así o tal vez su imaginación. No quería lastimarlo, solo que no se lo creía, nunca había pasado algo así. Solo había pasado una semana.

- Lo siento... ¿Cómo pasó eso?

- Claro, yo sé perfectamente lo que pasó, porque me revisó el cuello cada dos minutos... - Dijo con sarcasmo

Harry lo miró directamente a los ojos, eran hermosos. No sabía qué había pasado, pero no creía que fuera su culpa; aun así, no mostró debilidad alguna hacia él al hablar.

- Te la pondré otra vez – Dijo con dureza

Esa vez, Draco estuvo más calmado cuando lo vio acercarse hacia él con el polvo oscuro; dirigiendo sus dedos hacia su cuello y trazando un perfecto circulo, aún con delicadeza, ahí donde había estado el anterior.

- Te quiero cerca... te vas a trasladar a las residencias cerca del palacio.

- Las que están en ramas del árbol? - dijo con un poco de nerviosismo

No es que no le gustaran las alturas, era parte del trabajo al tener una embarcación, pero esas se veían especialmente inseguras; además juraba que había visto ciertas ramas cambiar de posición constantemente.

- Sí, esas, veo que ya les echaste un vistazo... - Dijo con indiferencia, alejándose y entregando el polvo

- No lo sé... se ven inestables... ¿No puedo simplemente quedarme aquí? se siente más seguro

Una idea se le cruzó a Harry por la cabeza y, como buen Gryffindor que era, se dejó llevar por el impulso.

- Por supuesto, lastimosamente no quedan más dormitorios...

Disfrutó cruelmente los pequeños segundos en los que el miedo se reflejó, finalmente, en su rostro.

- ...sin embargo, podría ser benevolente y permitirte dormir en mis aposentos... pero ¿por qué habría de hacerlo?

Harry vio como Draco desviaba su mirada hacía el gran espejo de plata de la pared y escondía todo su miedo tras una máscara de frialdad, justo como hace unos minutos; lo había visto muchas veces, en los Slytherin.

- No lo sé, tal vez no deberías... Bueno, me iré a la "casa" que según tú queda tan cerca... pero espera... qué sorpresa... ya no hay nada

Draco le enseñó su cuello, sonriendo, y Harry observó estupefacto como había desaparecido la marca que recién le había hecho.

- ¡Por Morgana! ¿Pero qué has hecho?

- Nada. No lo sé, solo desapareció. Tú me vigilaste todo el tiempo...

- Está bien, te quedarás en mis aposentos... y te voy a marcar de nuevo...

»»»»»»»»

Harry se había pasado toda la mañana ayudando a sus hombres en las tareas del reino y por la tarde había jugado un partido amistoso de quidditch con los chicos; pero no había podido dejar de pensar en aquel extraño forastero de ojos grises, cuya marca desaparecía y aparecía, aparentemente a su voluntad.

Finalmente, llegó la noche, estaba exhausto, solo quería tirarse a una cama y dormir hasta la semana siguiente. Entonces lo vio, esperándolo... sentado... en su... trono...

- Hola – Lo saludó con simpleza

- Hola, ¿estás cómodo? – Dijo con hostilidad

Él lo miró frunciendo el ceño y ladeando la cabeza, como si no entendiera.

- ¡¡Mi trono!!

- Oh, ¿te molesta?

- Sí, por supuesto que sí...

- No lo pensé. Para mí es solo un asiento más.

El forastero simplemente se levantó. Nunca nadie se había atrevido a sentarse en el trono sin ser el rey, probablemente él había rotó una tradición de miles de años; aun así, Harry no sabía por qué no le molestaba tanto como debería. Si hubiera sido cualquier otro, estaría furioso, pero era como si simplemente no pudiera enojarse con él.

- Vamos, sígueme...

Se encaminaron por un pasillo bastante oscuro, Harry conocía el camino perfectamente. Finalmente llegaron a una puerta de madera, tras la cual se escondía el enorme dormitorio del rey. Tomó la aldaba y tocó la puerta. Esta se abrió. Dejó entrar a Draco y esperó en el marco.

- Es muy bonita... - Comentó bajando las escaleras abiertas que llevaban al dormitorio

- Sí, bueno, si necesitas algo dile a mis guardias... buenas noches

Harry se dio la vuelta, pero la voz de Draco lo hizo volverse sobre sus pasos de nuevo.

- ¡Espera!

- ¿Sí?

- ¿No vas a... dormir aquí? - Dijo desde abajo 

Harry, por primera vez, se ruborizo frente al forastero.

- No... dormiré en otra habitación...

- Pero son tus aposentos, no quiero echarte... No somos amigos, pero no pasa nada porque compartamos la misma cama...

Harry se ruborizó más de lo que estaba. Claro que él venía de afuera, no lo entendería. Harry no sabía por qué le había dado su dormitorio, solo quería saber que estaba a salvo y dónde estaba... Probablemente, solo era que quería vigilarlo de cerca y ya.

- Mmm... no sé... no quiero que te sientas incomodo... la cama es muy pequeña...

- ¿Qué dices? Si es gigante...

- Mejor así... buenas noches...

- Es que enserio me siento mal... - insistió

- Está bien – Dijo en tono de resignación

Harry se devolvió, cerró la puerta de la habitación y empezó a bajar por las escaleras. No era como que el forajido le atrajera o algo así, no habría nada de malo. Buscó su pijama y se metió al baño. Se miró en el espejo suspirando. No se suponía que el rey compartiera cama con alguien con quien no estaba casado, pero le daba igual, no eran una pareja; además, nadie tenía por qué enterarse.

Se cambió y salió del baño, dispuesto a ignorar su presencia; pero apenas entró en la habitación principal, sus mejillas se calentaron y su corazón se aceleró, al ver al hombre sin nada más encima, que la ropa más íntima. Su delgado y pálido cuerpo era hermoso, y Harry no podía dejar de mirarlo, aunque sabía que no debía.

- ¿Te molesta? Lo siento, es la costumbre. Todos los piratas y yo dormíamos juntos, nunca sabes cuándo te van a atacar...

Harry quería indagar en el tema de "pirata", pero se abstuvo, estaba muy ocupado en ese momento; utilizaba toda su fuerza mental para dirigirse a la cama sin mirarlo y acostarse de lado en el borde de la cama... muy al borde.

- Buenas noches.

Draco tenía la impresión de que no le caía bien; pero no le importaba en absoluto, rey o no. De hecho, no le importaba especialmente... porque era un rey.

- Buenas noches

No pasó mucho tiempo desde que se acostó, antes que Draco se durmiera; la cama era muy suave, casi como un sueño, como una nube. Harry, por el contrario, estaba muy nervioso para dormir. Nunca había dormido con otro hombre ¿Qué se le había pasado por la cabeza?

El Paraíso EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora