Capítulo 10: Colores

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– ¿Draco?... ¡Draco! ¡Draco, despierta! ¡Por favor!

Draco sentía. Volvía a sentir de nuevo. Las piernas, los magullados brazos, sentía el frio suelo de madera en el que estaba recostado. Abrió los ojos cuando sus parpados se lo permitieron, y lo primero que vio, fue una cara conocida, a la que sonrió débilmente.

– Hierba mala... Te lo dije – Dijo en apenas un susurró ronco

– ¡No seas idiota! ¡No es gracioso! ¡Casi mueres!

– No exageres

Draco se sentó con la cabeza dándole vueltas y partes especificas del cuerpo ardiendo, pero no dejó que nadie lo ayudara a ponerse de pie... Ya para mantenerse así, fue otra historia.

– No seas terco, ¿qué crees que haces?

– Voy a curarme

– Nada de eso, o me dejas ayudarte o te golpeo hasta la inconciencia... pensándolo bien, no debí avisarte...

– Bien, si no hay más opción...

Draco se apoyó en su hombro y dejó que lo llevara a su recamara. Una vez allí, aprovechó la intimidad que le confería la puerta cerrada para dejarse caer suavemente en la cama y quejarse del dolor.

– ¡Me muero! ¡Ayúdame!

– Ya decía yo...

Unas suaves manos sacaron las balas de su hombro y pierna, aplicaron el alcohol sobre las heridas, que dolieron como el infierno, limpiaron la sangre y vendaron su piel. Draco quería quedarse en cama a llorar por el horroroso dolor que dominaba su cuerpo, pero no podía, tenía que salir. Esta vez se dejó ayudar, solo un poco; el dolor era peor, casi prefería que se hubieran quedado adentro las balas.

– ¡Tripulación!... ¡Su capitán está vivo!

Todos los piratas que hacían corro alrededor de la puerta, estallaron en vítores y gritos de alegría al verlo, y Draco se sintió querido. Esa era su familia y no la cambiaría por nada del mundo. Los piratas empezaron a tocar una melodía alegre, mientras sacaban las cervezas para celebrar.

– ¿Vas a estar bien? – Preguntó Blaise dejando a Draco en un asiento

– No me voy a mover de aquí – Afirmó con cansancio

Blaise lo miró con recelo, pero lo dejó para unirse a los piratas en la repartición de bebidas. Draco desvió la mirada hacia su mar. Estaba sereno, con sus sosegadas olas golpeando suavemente el casco del barco; oscuro, como la noche llena de estrellas que se elevaba sobre ellos; misterioso, como los ojos de un pecador; y mojado...

Draco rio de su último pensamiento. Tal vez ya estaba delirando, tal vez había perdido mucha sangre... Espera, ¿y si había perdido mucha sangre?

– ¿Qué piensas?

– En si estoy muerto y esto es el paraíso...

Theo rio y se sentó a su lado.

– ¿Tan bueno es recibir dos disparos?

– Genial, deberías probarlo

– No, gracias, creo que ya estás delirando

– Creo lo mismo...

– ¿Qué es tan bueno?

– Todo, hay tantos colores que me pregunto si son reales...

– ¿Colores? Draco estamos en medio del océano... de noche. ¿Estás seguro de que estás bien?

– Sí, sí... Es solo que tú no puedes verlos... Cuando casi no vives para contarla, de repente te das cuenta de lo colorido que es el mundo... Hay tanto azul en el océano; amarillo y naranja en el fuego de las lámparas de aceite; café en las tablas del barco y negro en las podridas; rosado en las pieles de los piratas; blanco en el brillo de sus sonrisas y las velas del barco; gris, en la suciedad de los traperos; rojo en las vendas de mis heridas; morado en los golpes de sus pieles... Pero el verde... No hay verde... ¿Dónde está mi verde? – Dijo Draco dirigiendo la mirada al mar

No sabía por qué, pero sabía que el verde estaba allá afuera, era el único color que le faltaba a su familia. Theo lo observó mirar hacia el horizonte con añoranza y cuando Blaise se acercó con unas bebidas, negó con la cabeza y le hizo señas con las manos para que alejara el alcohol de Draco.

7,551.84 kilómetros lejos de ahí...

– ¿Harry?... ¡Harry! ¡Harry, despierta! ¡Por favor!

– ¿Qué? Lo siento.

– Sí, claro – Dijo sarcásticamente Pansy con una sonrisa burlona

La verdad era que no lo sentía, era ridícula esa reunión. Si tuviera que ver con los residentes del reino, con su seguridad o algo que los afectara, sería diferente; pero solo era sobre la nueva obra de arte que sería expuesta como representación de la paz entre ambos reinos. Además, no es como que a Pansy le importara tampoco, ella no solía intervenir en las reuniones, solo para charlar y ponerle un toque Slytherin a la reunión, cuando era necesario.

– En realidad lo siento, ¿qué decías?

– Nada que te interese al parecer...

– Mione...

– Reina Granger – Le corrigió enojada

Harry frunció los labios, sabiendo lo irritante que se ponía Hermione cuando se acercaba Et Nyta Amoris.

Reina Granger, lamento mi falta de atención, pero la verdad es que no soy un experto en arte...

– No te estoy pidiendo que lo dibujes, solo que nos digas que maldito color le colocamos a la figura central... Nada encaja.

Harry se levantó (ignorando el extraño, pero leve dolor en el muslo derecho) y se dirigió hacia el boceto expuesto en una pared al lado de la ventana. Lo observó atentamente, intentando despejar su mente.

"Mucho color" Pensó

Y no sabía si era bueno o malo. El fondo estaba lleno de colores sin sentido, como si hubieran regado la pintura aquí y allá, sin orden específico. Habían tratado de resaltar la flor del medio con un rojo Vinotinto. Todo estaba mal en aquello.

Movió un poco su hombro, intentando que se fuera aquel fastidio que tenía. Al no lograrlo, solo cerró los ojos con concentración, pensando en los tonos correctos, y solo entonces notó que en realidad existían muy pocos colores, aunque viviera en un mundo tan colorido.

De repente, una imagen invadió su mente, un océano brillando, cada ola pintada de un color plata como el metal. Abrió los ojos y dirigió su mirada rápidamente hacia la ventana, pero el mar seguía impasible, indiferente a las alucinaciones de Harry.

Pero él lo sabía. Él sabía que en algún lado estaba su plateado, más allá de las paredes de aquel castillo, más allá del choque de azules del cielo y el mar en el horizonte, más allá de cualquier otro color que Harry hubiera visto en su vida.

– ¿Y bien?

Harry desvió la mirada a la impaciente Hermione.

– ¿Qué color deberíamos ponerle?

Harry solo podía pensar en uno.

– Sé de un color perfecto, pero nunca podrías pintarlo. Entonces deja de ser un color y se vuelve un sueño; e incluso si pudieras encontrarlo, entonces dejaría de ser perfecto.

Hermione se levantó furiosa.

– ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Ahora eres aspirante a Dumbledore?!!!

Se retiró del salón enfadada y Pansy se despidió con una reverencia burlesca y un guiño, antes de seguirla. Harry observó la ventana de nuevo. Sabía que estaba ahí. Su gris.

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Aclaración: Cuando Draco dice "Hierba mala", hace referencia al dicho "Hierba mala, nunca muere"

Aclaración 2: "Et Nyta Amoris" es algo que inventé y explicaré más adelante. No tiene traducción oficial, porque en realidad jugué con las palabras de diferentes idiomas. Mi traducción sería "La noche de amor"

Aclaración 3: Este capítulo es un recuerdo, antes de que Draco naufragara y antes de que se conocieran. De nuevo quiero disculparme si es obvio o molesto que explique estas cosas, pero quiero que todo esté claro y soy un poco (mucho, en realidad) obsesiva, lo siento. 

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