Capítulo 18

154 11 2
                                    

Dalia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dalia

Al abrir los ojos lo primero que veo es el techo blanco de una habitación vagos recuerdos de lo que paso anoche empiezan a cruzar por mi mente y empiezo a inspeccionar la habitación con la mirada para tratar de obtener alguna pista de donde me encuentro, pero no hay nada más aparte de la cama en la que me encuentro, eso y el silencio abrumador que me rodea.

Trato de levantarme y de inmediato el dolor me invade obligándome a recostarme nuevamente, tendré que esperar a que alguien aparezca y me de respuestas. Me quedo recostada por un largo tiempo, ni siquiera hay un reloj en la habitación para saber por lo menos en qué hora estoy viviendo, pero después de lo que parecieron horas empiezo a escuchar ruido detrás de la puerta de la habitación, segundos después una mujer entra.

— Veo que ya despertaste

— Si, ¿Dónde estoy?

— No te preocupes por eso lo importante es que estés bien

— Esta... bien, supongo

— Alguien vendrá a verte en unos instantes te recomiendo que hagas todo lo que te diga

— ¿de acuerdo?

— Espero que ahora si puedas seguir esas simples instrucciones

— ¿a qué te refieres?

— No me recuerdas

— ¿debería?

— No te preocupes dentro de poco eso no va a importar

Antes de que pudiera decir alguna otra cosa la puerta se abre y entra Lucifer de inmediato siento el miedo correr por mi cuerpo y solo pienso en encontrar una manera de salir de aquí ¿Cómo es que estoy aquí con él?

Se acerca a mí con paso lento y al estar lo suficientemente cerca estira la mano para acariciar mi mejilla, pero me alejo al sentir su toque

— Parece que no estas feliz de verme

— ¿Qué haces aquí?

— Solo vine a ver como estabas

— No te creo

— Ese no es mi problema, lo importante aquí es ¿vas a ser una buena niña y hacer todo lo que te pida?

— ¿para ti? Nunca mas

— Respuesta equivocada — de pronto siento un horrible dolor recorrer por todo mi cuerpo desde lo más profundo de mi ser y no puedo evitar gritar y algunas lágrimas ruedan por mis mejillas

— ¿Qué...? ¿Qué me hiciste?

— Es un pequeño truco que utilizo cuando las cosas no salen como quiero

— No sé cómo pude creer que no eras tan malo como todos decían

— Te di la oportunidad de conocer el lado bueno que había en mi

Adopción DiabólicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora