Capítulo 20

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Dalia

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Dalia

Me despierto y me doy cuenta de que aun no sale el sol, me giro en los brazos de Zaf afloja un poco su agarre pero no me suelta veo que el reloj marca las tres y media de la madrugada, puede que signifique algo o sea mera coincidencia, pero se dice que esa hora es la del Diablo, y no tengo intención alguna de verificar ese dicho. Intento volver a dormir, pero me es imposible así que con cuidado me salgo del agarre de Zaf y me dirijo hacia la cocina para poder tomar un vaso de agua.

Me acerco a una ventana cerca de la cocina y localizo rápidamente la Luna hermosa y brillante rodeada de algunas estrellas, esta en su fase creciente por lo que me es posible visualizar gran parte de su conejo, no sé si en otra cultura exista algo similar, pero aquí hay una antigua leyenda azteca que cuenta que...

Un día el dios Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, bajo a la tierra en forma de hombre y camino todo el día maravillándose de los paisajes que ofrecía la tierra, al caer el Sol se sentó un rato y admiro la hermosa Luna que había esa noche, al poco tiempo se le acerco un conejito y Quetzalcóatl le pregunto acerca de lo que estaba comiendo, el conejito le contesto que estaba comiendo pasto y le ofreció, él se negó pues no podía quitarle su sustento a un ser vivo y tal vez su destino sería morir a causa del hambre y de sed, el conejito al oír esto se ofreció a si mismo para saciar la necesidad del hombre que había encontrado, él dios se volvió a negar, pero el conejito volvió a insistir diciéndole que en caso de que ya no pudiera más, no dudara en tomarlo como alimento, pues en la tierra todos deben de encontrar la forma de sobrevivir, Quetzalcóatl quedo conmocionado ante dichas palabras por lo que tomo con cuidado al conejito y lo elevo en dirección hacia el cielo y grabo su silueta en la Luna, para que así fuera recordado por siglos por los habitantes de la tierra como premio por su bondad. Después se despidió del conejito y siguió su camino.

Es una de mis leyendas favoritas, siempre me ha gustado la Luna... escucho algo de ruido detrás de mi, por lo que aparto mi vista de la ventana avanzo un poco, pero no veo a nadie, todo esta a oscuras de pronto veo a alguien a parecer cerca de la sala y el miedo empieza a inundarme no puedo moverme, el extraño se da cuenta de mi presencia quisiera gritar o correr, pero no puedo moverme

— Dalia — conozco esa voz — tranquila, soy yo Araziel, respira no te haré daño

Trato calmarme y él se va a acercando lentamente a mi, con las manos en alto como mostrando que no me lastimara

— ¿Ya estas mejor? — Asiento incapaz de formar palabras aún — No era mi intención asustarte, lo lamento

— Esta bien, no pensé que estuvieras despierto

— Yo siempre estoy despierto a esta hora... ¿no puedes dormir? — Niego con la cabeza — ¿Pesadillas?

— No lo sé, no lo recuerdo... ¿Y por qué siempre estas despierto a esta hora?

— A los demonios nos encanta la noche, pero hay una hora en la que estamos más activos y los humanos la empezaron a llamar la hora del Diablo y se hizo una costumbre 

Adopción DiabólicaWhere stories live. Discover now