IX

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❝  Peligroso pasatiempo. 

Canción: Poles apart.

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David y Rick pasaban más tiempo juntos, comenzaron a verse a escondidas cada que el compañero de departamento de Rick tenía sus clases. Era un poco complicado encontrar las excusas para la posesiva señora Bridie cada día.

Estar juntos era cómodo, solo que durante los almuerzos, los demás les miraban incrédulos, ¿el rebelde de la Universidad con el chico reservado? Típico de una serie de televisión.

¿Que opinas sobre faltar a clases e ir en una aventura conmigo? pregunta el castaño con una sonrisa.

¿Br-bromeas? Jamás falto a clases, eso está mal..

David veía al pelinegro acercarse a ellos con su bandeja de comida en sus manos, el ánimo del menor era diferente todos los días y se sintió tranquilo de verlo sonreír.

Será solo una vez, quiero que sientas por ti mismo lo que yo siento. Te prometo que no te meteré en ningún problema, yo te cuidaré le tomó de la mano por debajo de la mesa y le sonrió para darle confianza ㅡ. ¿Que opinas?

El rostro del castaño demostraba su inseguridad y un poco de miedo al pensar en hacer tal cosa, jamás lo había hecho y David se sorprendió al verlo asentir.

Si respondió, tratando de sonar seguro.

¿Si? pregunta sorprendido.

¡Si! soltó una risita ㅡ, pero ¿y Syd? ¿él también puede ir?

El chico se sentó frente a David y Rick, mirandoles con curiosidad.

Syd le llamó David ㅡ, ¿puedes ir a casa solo hoy? Hay algo que quiero mostrarle a Rick.

S-si, no sería la primera vez contestó con timidez.

El de ojos azules sonrió y miró al inseguro chico a su lado, no hubo necesidad de palabras ni gestos, solo un simple agarre en sus manos, fuerte pero cálido.

Por favor ve directamente al departamento, ¿si? No quiero verte curioseando otra vez en el puente, ¿de acuerdo? el menor asintió.

Aún tomados de las manos, tomaron sus pertenencias, dispuestos a salir y divertirse un poco. Si es que a lo que David hace se le pueda llamar divertido.

Caminaban tranquilamente por las calles del centro de la ciudad, había una cantidad considerable de personas a su alrededor.

Rick mantenía la mirada en el suelo, en sus zapatillas y las de su acompañante, ¿porqué había aceptado algo como eso? Él no es así, la culpa comenzó a hacerse presente en su interior.

Detuvo sus pasos y David le miró confundido.

¿Que sucede? ¿son los nervios?

S-si, lo siento David pero no puedo hacerlo, mi consciencia me está atormentando dijo.

Pero, ni siquieras hemos hecho nada, estamos cerca de la mejor parte, solo mira esto, ¿bien? Y toma tu mochila con fuerza porque correremos mucho sonrió, mostrandole sus encías.

No tuvo tiempo de formar una respuesta, solo balbuceó viendo como David apretaba el batido en su mano y lo lanzaba en dirección de dos oficiales recargados en su auto policiaco. Dió en su objetivo, manchando completamente el uniforme con el líquido rosado.

Tomó con fuerza la delgada mano del castaño y lo arrastró con él para correr, sus cortas piernas le fallaban. El miedo quería paralizarlo pero la risa de David tenía un efecto tranquilizador en él.

La adrenalina en su cuerpo, Dios, jamás se había sentido de tal manera. Una gran sonrisa se formó en su rostro mientras corrían con los dos sujetos detrás de ellos. Su corazón latía con fuerza y sus pulmones exigían cada vez más oxigeno.

"¿Así se siente ser libre?"

Su mente hacía la misma pregunta una y otra vez al recorrer las calles y esquivar los autos. David buscaba con la mirada un lugar en donde esconderse junto a Rick y, ¡bingo! Había un callejón.

Empujó al castaño y ambos se agacharon detrás de un contenedor de basura, prestando atención, escuchando a los dos hombres pasar de largo. Sus respiraciones agitadas se mezclaban debido a la cercanía de sus rostros y sin más que decir, David tomó el rostro contrario entre sus manos y unió sus labios.

Richard correspondió de inmediato, tratando de seguir el ritmo del movimiento de los carnosos labios sobre los suyos.

Se sentía increíble.

Después de dejar a Rick cerca de su casa, fue directamente al departamento para ver a su amigo. El ascensor se abrió dejándolo en el piso correspondiente y conforme se acercaba a su puerta, buscó sus llaves dentro de su bolsillo trasero.

Justo cuando iba a introducir la llave en la cerradura, notó que la puerta estaba abierta. ¿Alguien entró a robarles? Y el rostro del menor llegó a su mente.

¡Syd! gritó abriendo la puerta violentamente.

Pero el lugar se encontraba en completo silencio y el pelinegro jamás respondió.

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Destined - Sydger / Wrightmour Where stories live. Discover now