Capítulo 3. Durante una mirada el universo se detiene.

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TIAN

Su corazón latía con ansiedad dentro de su pecho. A su lado, Longtae dormía de forma profunda a medida que el tren que los dos habían tomado con rumbo al norte del país avanzaba mostrándoles paisajes coloridos. Sin duda alguna los últimos dos días que había pasado en casa intentando organizar sus cosas para poder mudarse a Pha Pun Dao por tiempo indefinido habían sido agotadores pero la emoción que sacudía hasta a la más pequeña célula de su cuerpo no lo dejaba descansar.

El paisaje a través de la ventana iba volviéndose cada vez más verde. Los escenarios urbanos le daban paso a enormes áreas naturales llenas de vegetación que hacían que Tian no pudiera contener la sonrisa que aparecía en sus labios. Bangkok se iba desvaneciendo poco a poco para darle paso a los bosques. Su vida en la ciudad iba también perdiéndose en su memoria porque los ojos ojos del chico estaban ahora puestos en el futuro. Tian de verdad estaba animado con todas las ideas de los proyectos que Longtae le había platicado y el chico había estado feliz de descubrir que de verdad podría ser útil y aplicar todo su conocimiento en pro de una aldea que de verdad lo necesitaba. Tian estaba ansioso por comenzar y volver a verlos a todos porque a pesar de los momentos difíciles, todas las personas de Pha Pun Dao se habían despedido de Tian con verdadera pena y aprecio cuando su periodo como profesor voluntario había llegado a su final.

Tian quería mirar sus rostros, quería preguntarles a todos qué habían hecho ellos mientras él había estado luchando por terminar sus estudios en la ciudad. Quería ver con sus propios ojos todos los avances que la pequeña fábrica de bolsas aromáticas de té que los aldeanos habían montado con la ayuda de Longtae, Khama su padre, y el mayor Phupha quien siempre estaba al pendiente de ellos.

La sonrisa en sus labios se hizo más grande al pensar en Phupha. Tian sintió calor en sus mejillas y en todo su cuerpo porque él sabía que de todas las personas que había conocido en Pha Pun Dao era el mayor a quien necesitaba ver con más urgencia. Tian estaba seguro de que iba a regañarlo por volver a aquel pequeño pueblo escondido en las montañas y que seguramente su rostro se llenaría de su familiar gesto duro y frío pero Tian había extrañado incluso eso. Y en realidad el joven ingeniero no tenía miedo. El encuentro con el que él había soñado por dos años sería apenas el inicio del nuevo capítulo que quería escribir. Y esta vez, él no dejaría que Phupha lo dejara ir. Tian conocía el corazón del mayor mejor que nadie porque él sabía que él era la única persona que Phupha había dejado entrar en él. Por eso el chico estaba lleno de esperanza, porque ya era tiempo de mostrarle al Mayor que él también podía estar equivocado y que era una estupidez estar lejos el uno del otro cuando era tan obvio que ambos anhelaban estar cerca.

El joven suspiró sin dejar de sonreír y dejó que su espalda descansara sobre el suave respaldo del asiento del tren. Se sentía feliz porque aquel viaje había sido una decisión que él había hecho con su corazón pero también con plena conciencia de lo que deseaba para su futuro. Su primera estancia en Pha Pun Dao le había hecho apreciar los privilegios con los que había nacido y también le había mostrado que si sabía cómo aprovecharlos, la vida de las personas que no habían tenido la misma fortuna que él podría mejorar. Además, ahora estaba viajando hacia su nueva vida con el apoyo de su padre quien al enterarse de que trabajaría con Longtae, a quien el general Teerayut consideraba un chico brillante, no había puesto ninguna objeción a los deseos de su hijo a pesar de que su madre se había mantenido extrañamente silenciosa en la reunión que el joven había tenido con ellos dos antes de partir.

—Lo que haces me parece muy maduro e importante— había dicho su padre mirándolo a los ojos como si buscara en la mirada de su hijo el más mínimo rastro de duda—. Aquel lugar te hizo bien la primera vez y ahora que tu salud ha mejorado y que ya eres un hombre adulto no veo por qué no debas ir a la aldea de nuevo si ese es tu deseo pero no creo que nos estés diciendo toda la verdad, Tian, ¿qué hay en Pha Pun Dao que te hace desear volver con tanta fuerza? Hijo, si esto sigue siendo a causa de aquella chica, la señorita Torfun, ¿no crees que ya has hecho lo suficiente para saldar tu deuda con su memoria? Nuestra familia se ha convertido en uno de los principales soportes del programa de profesores voluntarios y yo personalmente apoyo todos los proyectos del joven Longtae...

Cometas Por El CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora