El Albatros y El Principio del Final (Erkenci Kuş FanFic)

CAPÍTULO 77

Las palabras de Emre han dado paso a un silencio tenso en la mesa que solo se rompe cuando el camarero aparece a servirnos nuestras consumiciones. Las miradas recelosas de Hüma me dejan claro que está buscado una manera de justificarse. La acerada de Emre me dice que no le va a dejar salirse con la suya. Y yo, por suerte, todavía conservo el mail de Polen así como el informe de Bulkan con el resultado de sus investigaciones.

-¿Qué informes médicos visteis, Can?

Se atreve finalmente a preguntar Hüma. Yo doy un sorbo a mi té mientras observo como sus labios forman una línea aún más tensa de lo habitual en ella.

-El informe de urgencias de la noche de mi altercado con Yiğit. La caída solo le produjo una pequeña contusión cerebral, nada terrible. Y desde luego su espalda estaba tan intacta como antes de la caída.

La taza de café que estaba sosteniendo se estrella con demasiada fuerza contra el platillo creando un pequeño estruendo.

-¿Y quién es ese detective? ¿El mismo detective que te sugirió que engañaras a Yiğit con las supuestas cámaras de seguridad de la cabaña?

Su tono defensivo me hace darme cuenta de que, por una vez ha hablado sin pensar. Por suerte para mí.

-¡Así que fuiste tú la que le avisó!... -Le dedico un aplauso lento que hace que su rostro se vuelva aún mas pálido. -...Siempre me intrigó quien pudo mandarle ese mensaje a la rata de Yiğit, pero tú siempre fuiste la posibilidad número uno.

Emre se gira hacia mi con gesto extrañado.

-¿De qué hablas abi?

Pregunta. Hüma retuerce las manos nerviosamente en su regazo pero no se atreve a intervenir.

-¿Te acuerdas de nuestro primer plan para hacer confesar a Yiğit que había sido él y no yo el que quemó el cuaderno de Sanem?

-Evet.

-Pues funcionó. Incluso conseguí que admitiera ante Sanem que él había sido el culpable. Pero antes de que pudiera hacerlo alguien le mandó un mensaje al móvil y en vez de confesarle la verdad lo que hizo fue pedirle matrimonio a Sanem. Por suerte ella lo rechazó.

Emre se me queda mirando un momento, con cara de no poder creérselo antes de volverse hacia la mujer que llamamos madre.

-¿En serio pudiste hacer eso? Manipulaste la situación en contra de tu propio hijo. ¿Por qué?

La pregunta de mi hermano parece tocar algún nervio en Hüma, que por un momento baja la mirada hacia sus temblorosas manos. Para cuando la levanta sé que ya ha maquinado una nueva excusa.

-¡Yiğit se estaba volviendo loco! Si no lo hubiera ayudado quien sabe lo que hubiera sido capaz de hacer...

Tengo que reírme, de manera amarga, ante lo vano de la respuesta.

-Quizás no deberías haber hecho todo lo posible por imponerlo en nuestras vidas en primer lugar.

Le digo, sin ocultar lo más mínimo mi disgusto.

-¡Entonces pensaba que Sanem no era buena para ti! Solo te estaba protegiendo de una mujer que no estaba a tu altura...

-¡Y por eso le ayudaste a fingir una lesión casi incapacitante, culpándome a mí de ello además!

La poca compostura que le quedaba a Hüma se resquebraja en este momento, golpea la mesa y se levanta como un resorte de la silla.

-Cuando la conociste Sanem no era más que un ratoncito de barrio, sin clase ni educación suficiente, corriendo detrás de ti todo el tiempo, desesperada por atraer tu atención...