CAPÍTULO 40

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Entiendo que Sanem esté tratando de convencerme sobre ir a Roma, era una de las paradas de este viaje que más le emocionaban, pero soy reticente a concedérselo, verla hoy en esa cama de hospital casi me ha destrozado los nervios.

-Piensa que cuanto antes volvamos a Estambul, antes tendremos que explicar las razones de nuestra precipitada vuelta.

Me dice en última instancia mientras se repantiga en el sillón en el que está sentada y se coloca las manos sobre el abdomen. La muy pilla sabe que teclas debe tocar conmigo, pero por el momento, no tengo ganas de dar la batalla por perdida. Por muy bonita que me parezca ahora mismo con el pelo revuelto de haber pasado toda la tarde durmiendo, su tez limpia de maquillaje y algo de su color natural de vuelta a las mejillas.

-Sobre lo de explicar las razones de nuestra vuelta a Estambul, no creo que sea adecuado callarlo por mucho tiempo. Ya sé que Emre y Leyla han esperado a la marca de los tres meses, pero nuestra situación es diferente. Si se repite un episodio como el de hoy y tenemos que volver a urgencias, ¿cómo se lo explicaríamos a todo el mundo? Además, que otro motivo podríamos esgrimir como razón para acortar el viaje.

La mueca de victoria que hasta hace un segundo adornaba la cara de mi mujer la abandona para cambiar a otra más pensativa.

-Por eso mismo. Nuestros hermanos han tenido la oportunidad de disfrutar este momento solo para ellos dos por un tiempo, nosotros no lo vamos a tener. Ya sabemos lo que me pasa, sabemos lo que debemos hacer en caso de que otros días horribles como los de ayer y hoy sucedan, pero además piensa que de aquí a unos meses ya no vamos a tener tanto tiempo para ser únicamente nosotros.

Como veo que Sanem no va a dejar el tema por el momento, prefiero darle una tregua.

-Tamam. Vamos a ver como pasas el próximo par de días y si todo va bien, o más o menos bien, podemos hablar de estar unos días en Roma.

Mi mujer me sonríe, con la misma sonrisa que tendría el gato que se comió al ratón. Piensa que ha ganado esta batalla y lo ha hecho. Ahora habrá que ver si gana la guerra también.

-¿Quieres otro çay mientras esperamos la cena?

Le pregunto mientras me levanto a servirme un poco de agua.

-¡Sí por favor, koca! ¿Por cierto, con quien hablabas cuando me he despertado?

Vuelvo a llenar el hervidor del agua mientras le respondo.

-En la oficina del puerto me dieron información de un par de empresas que pueden llevarnos el barco de vuelta a Estambul. Una por carretera y la otra por mar. La que hace el servicio por carretera sería más rápido, pero tendrían que desmontar los mástiles del barco, para luego volver a montarlos y la idea no me agrada demasiado. La otra opción es contratar una tripulación para que realicen la travesía de vuelta hasta Estambul. De cualquier modo, voy a buscar un par de empresas más y luego ya decidiremos.

Pongo dos saquitos de té en la taza y me sirvo un vaso de agua para mí. Una vez hierve el agua la vierto en la taza y regreso a la zona de estar.

-Al çay todavía le queda reposar un poco, además de estar muy caliente, ten cuidado.

Le advierto a Sanem mientras dejo la infusión sobre la mesa y yo vuelvo a sentarme en el sillón. Aunque llamar a esto sillón es mucho, se trata más bien de una silla acolchada, demasiado incómoda para mí tamaño. La observo unos instantes, como mira el té de su taza alcanzar el color deseado. Una vez está a su gusto saca las dos bolsitas que le he puesto y espera a que la temperatura sea la correcta, lo que me da la oportunidad de hablar de otro tema pendiente.

El Albatros y El Principio del Final (Erkenci Kuş FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora